Que a nadie le quepa duda que el día empezó con un desayuno con
torrijas, el día prometía y había que estar preparados. Los Hoyos de Lloroza
nos recibieron con sus mejores galas, la pasión se desata al instante.
La mirada puesta en nuestro primer objetivo, la Torre de los
Horcados Rojos, el día es genial y nos atrevemos a soñar con cualquier cosa.
En nuestro pensamiento siempre estuvo el Tesorero, está cerca y es
una cumbre bien chula con este nevadón que hay en Picos. Pero hasta ver las
condiciones preferimos no soñar demasiado.
El paisaje es cautivador por todos los rincones, nos dio cosa pasar
por debajo de La Canalona y no hacer una incursión, estaba la canal
provocativa.
Pasamos por debajo de Cabaña Verónica y pese a ser un personaje de
nuestra pasión, esta vez mirábamos para otra parte.
Camino del collado de Horcados Rojos, la vista no se apartaba de la
pala de nieve que nos subiría a la torre.
Esta es sencilla y no tiene complicaciones, la nieve estaba lo
bastante dura, todo estaba de cara, sólo había que subir.
Nos acercamos al collado para disfrutar del paisaje, sobre el Jou de
los Boches, el Picu y la línea del horizonte sobre el Cantábrico.
Momento de reponer fuerzas, hay que estar preparados, en un día tan excepcional no se puede desfallecer, las fuerzas hoy no pueden fallar…
La pala de nieve no nos costó mucho desgaste y en poco tiempo
hacíamos cumbre bajo la atenta mirada de Torre Cerredo.
El paso a la cumbre tiene una arista de nieve que hay que mimar,
pero se pasa muy bien.
El primer objetivo está conseguido, de momento vamos a disfrutar del
mirador, una buena razón por la que subir.
Sobre el Jou sin Tierre, el Pico Boada, la Torre de la Pardida y el
Neverón de Uriellu.
Los Campanarios y el Picu Uriellu, a su derecha la Collada del
Infanzón.
Los Picos de Santa Ana, las agujas de La Canalona y Bustamante, el
Collado de La Canalona y Peña Vieja.
En las profundidades, Cabaña Verónica.
La Torre Blanca, El Llambrión y la Torre de La Palanca.
Y enfrente de todas nuestras miradas El Tesorero, ahora si, como
nuestro próximo objetivo. Decidido, vamos a subir a las Peñas Urrieles y por la
arista vamos a buscar el corredor que nos deja en la cara Noreste, vía normal,
pero que hoy pensamos que no será la más fácil.
Una fotico en la cumbre y a descender para no quedarse frío, se ha
levantado algo de aire y por aquí arriba siempre es fresco.
Una vez en el collado, ni lo pensamos, de nuevo para arriba.
Subimos a derecho, un buen repechón, pero ya, queríamos llegar a las
Peñas Urrieles.
Se gana altura muy deprisa, tan deprisa, como se pierden las fuerzas.
La Torre de Horcados Rojos ya la tenemos otra vez a nuestra altura.
En las Peñas hay una ventana, nos asomamos a ver que se ve…
Una de las muchas placas que se fueron abajo la semana pasada, después
de nevar ha llovido y no dio tiempo a que se transformase.
Y el centro del Central. Torre Coello, Torre Bermeja, Torre Cerredo,
Torre Labrouche y entre estos dos aparece una punta blanca que es el Pico de
los Cabrones. Delante con la cima blanca el Pico Arenizas y el Tiro del Oso.
En la arista vemos progresar a cuatro y dos van con esquís,
esperamos que sean una pareja de aragoneses con los que estuvimos conversando
por la mañana sobre esta ruta.
La arista resulta cómoda de caminar y nos permite recuperarnos un
poco del calentón de la subida.
Cuando llegamos a la canal comprobamos que eran los aragoneses, el
destino nos volvía a juntar, casi a hermanarnos. A la salida de la canal la
cosa se ponía tensa, como ya vimos en las zonas nortes de Horcados Rojos, no
había nieve, era todo hielo. La aragonesa se puso algo nerviosa y Dani la dejó
un piolet de tracción y asi fueron subiendo, yo me pase la placa en horizontal
a otra canal más adelante para no hacer cola.
Después del hielo me encontré con una pala de nieve demasiado
blanda, yo pensaba en las flautas de nieve, y me decía, no puede ser, era nieve
muy venteada y llegué aquí. La
vista de la norte de La Palanca me tuvo un rato ensimismado.
Cuando miré para abajo vi que me había pasado de frenada y estaba un
metro por encima de la cima del Tesorero.
Por la pala de hielo ya terminaban de subir, estábamos todos en la
arista, muy estrecha, pero se podía pisar bien y relajarse. Las
fotos de cumbre están todas en la memoria, éramos muchos y no había sitio para
historias.
Para bajar escogimos el sitio lógico, la arista sureste, con nieve
ya bastante blanda, pero sin excesivo peligro en caso de caída.
Que poco cuesta bajar, en un momento la cumbre está muy lejos… como
estábamos pletóricos subimos a este otro alto que no tiene entidad aquí a pesar
de sus 2479 m.
Pero en Picos ningún esfuerzo es baldío, todo tiene recompensa y nos
brindó la oportunidad de sacar esta foto del Pico Uriellu.
Descendimos un poco y paramos a comer, compartimos un poco con las
chovas que como nosotros tampoco hicieron vigilia, el pan del hornazo con grasa
de chorizo las flipaba.
Luego sólo nos queda dejarnos llevar por las olas de nieve de este
maravillo mar de sueños, hacer sufing aquí es un placer.
Los Picos de Europa nos han vuelto a guiñar un ojo, nosotros también
estamos encantados, como siempre soñando con volver.
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