domingo, 17 de marzo de 2019

X Jornada Travesía con Raquetas La Escalerilla

Era un número redondo, X Jornada Travesía y las estrellas se alinearon en las constelaciones para que pudiera acudir el sábado a la charla de Ana Isabel Martínez de Paz  en la XIII Semana de la Montaña de La Escalerilla, que anunció como “Mujeres en el Naranjo” y  las dos cosas me apasionan.
Pero fue mucho más, empezó haciendo un repaso a las pioneras en el alpinismo, luego siguió con las mujeres en el Naranjo, para acabar con su propia historia con esta montaña cuya cumbre ha pisado ya cien veces. Un gran trabajo realizado con Isidoro Rodríguez Cubillas y una presentación realizada con tanta ternura, que además de ser un trabajo maravilloso, te consigue emocionar. ¡¡¡ Intentad verlo!!!

El domingo comenzó como las nueve veces anteriores, encuentro en el Ademar, repaso de inscritos, regalo de la federación, y un café con los amigos de La Escalerilla. Luego a La Collada y en marcha, como no había nieve y había niebla en el alto comenzamos bajando.

Con la niebla por arriba disfrutamos del murmullo de las fuentes que abastecen el arroyo de Canal.

El tiempo a pesar de ser invierno es primaveral, muy buena temperatura y agua por todas partes.

El cielo prometía regalarnos buenos momentos a pesar de que las previsiones solo decían que llovería.

Poco a poco cambiamos las suaves lomas y las dulces escobas por los primeros indicios del bosque.

Para meternos en el bosque Canal y quedar maravillados de la grandiosidad de sus acebos.

Y sumergirnos entre las ramas de los árboles que se entrelazan con nuestros recuerdos infantiles de los bosques encantados.

Luego salimos a un claro qué aprovechamos para comer el bocata disfrutando de la buena compañía.

Las praderas siguen afirmando que es primavera, los narcisos han tomado posesión de su espacio y ocupan todos los claros del bosque.

Continuamos nuestro paseo por el bosque y nos encontramos con el abuelo de los robles, mi abuelo siempre me parecía muy grande.

Y como buenos nietos nos dejamos cobijar bajo sus brazos. Mientras hacía la foto la niebla se estaba marchando.

Luego tuvimos que cruzar el arroyo Canal, que baja bastante agua.

Cada uno por donde le parecía más fácil. El caso es que me quedé sin foto de chapuzón.

Luego el terreno se puso cuesta arriba, y algunos dejaron claro que tenían mono de nieve.

Hasta el dálmata se dio su paseo por la blanca alfombra.

Y casi alcanzamos la arista del alto de Canalejas.

Aquí partimos el grupo en dos y unos decidieron bajar hacia el arroyo para subir al Golobar y el resto como había mejorado el tiempo, decidimos subir  por la arista al alto de Canalejas.

La parte alta de la arista está todavía preciosa, se quitó mucha nieve, pero aquí había tanta que no ha podido con ella.

Llegando al alto hay que mirar para atrás, el día está muy guapo, no sabe si salir el sol o ponerse a llover.

Entre el grupo que progresa por la arista y los nubarrones altos se divisa el embalse de Aguilar placido y tranquilo.

Desde el alto teníamos a tiro de piedra el Valdecebollas, pero el reloj nos marcaba la hora de regresar.

Según empezamos a bajar, tenemos alineados el Cuchillón, el Tres Mares y Peñalabra.

El grupo en el alto de Canalejas.

Una mirada de reojo a la arista por la que hemos subido.

Y de frente el Golobar y la carretera de vuelta a la Collada.

Descendimos en diagonal por los neveros.

Para afrontar la bajada por la cuenca del Sestil  al Golobar  y a paso ligero hasta La Collada.

De La Collada que os voy a decir que no os haya dicho ya, si esto lo llenamos de alubias con chorizo, tocino, morcilla, pies, orejas, en vez de una olla de barro se convierte en una bomba especial para Montriperos, como decía mi madre “nos hemos puesto como nuevos”

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