sábado, 26 de enero de 2019

Los Dos Hermanitos

Ya en otra ocasión dejamos nuestros coches en la Dehesa de Candelario para intentar subir a Los Dos Hermanitos por Hoya Moros, hoy hacemos lo mismo, pero subiremos directos a buscar la arista que nos lleva a la cumbre.

Con el fresco de una mañana invernal disfrutamos del bosque de robles que apenas lográbamos calentar con nuestra ilusión de alcanzar la cima.


El primer tramo lo hacemos por una pista en la que toda la atención la ponemos en contemplar los magníficos árboles que en silencio nos recuerdan tantas cosas…

Cuando abandonamos el bosque el camino se vuelve incierto, está señalizado por hitos, pero exige ir muy atento para no perderlo y meterte en zonas con demasiada maleza.

Puede que el colegio a mí también me enseñara poco, pero creo que en esta ocasión es el profesor el que se ha confundido de encerado, igual hay que ponerle orejas de burro.

Un poco más adelante cruzaremos el Río Cuerpo de Hombre, en dirección ya clara a la arista que por su margen izquierda nos subirá bordeando toda su cuenca.

Algunos arroyos se han quedado mudos por el frío de estas noches y da un poco de impresión cruzarlos con tanto silencio.

Luego llegará el tramo más incierto, toda una ladera de escobas por la que hay una senda casi siempre clara y marcada por hitos, pero que perderemos en varias ocasiones, la arista es la mejor referencia.


Cuando ganamos altura suficiente, aparece ante nosotros la mole granítica de los Dos Hermanitos, preciosa, pero muy lejos y muy alta.


Subimos otro buen trecho por la arista de las escobas y paramos a comer el bocata, empezamos a plantearnos que igual nuestro reto sería imposible, el reloj no nos estaba esperando y los días son muy cortos.

Abajo, en Hoya Moros, el río Cuerpo de Hombre continua dibujando sus meandros, el hielo no ha conseguido detenerle.

Cuando nos ponemos de nuevo en camino el paisaje va cambiando muy deprisa y mientras que las escobas iban minando nuestra moral, salir a la roca y la nieve nos la hizo venirse arriba.


Calculamos que haríamos cumbre en el primer Hermanito a las tres, era muy tarde, pero la poca nieve que había nos permitió soñar con que valía la pena intentarlo.

El sol también puso mucho de su parte, el día de invierno que amaneció, ya se había convertido en un inesperado día de primavera.


Nos quedan doscientos metros de desnivel hasta la cumbre, entre piedras hielo y nieve.

En la Sierra de Bejar se alían el frío y el viento para que cada pequeño detalle sea mágico, y por más veces que vengo, no dejo de sorprenderme.



Así entretenidos vamos avanzando por la empinada ladera, sin perder de vista el suelo que en algunos tramos hay bastante hielo.

Detrás tenemos Aldeanueva del Camino y el embalse de Gabriel y Galán en tierras Cacereñas.

La magia del viento nos regaló un poco más arriba este escorpión de hielo, hoy con el solecito no pica, pero por aquí me ha picado a mi muchos días y duele…

Ya muy cerca de la cumbre la poca nieve que hay esta tapizada por flechas de hielo, os pongo una foto de la huella para que los que habéis andado por aquí, escuchéis el sonido de nuestras pisadas…



Algunos ya estaban en la cima.


Otros continuaban peleando con las últimas rampas.


Otro soñando con subirse a lo más alto.


Pero todos muy felices de haberlo conseguido, si hay un poco más de nieve hubiera sido imposible, hubiera sido una temeridad innecesaria.

El primer Hermanito tiene 2322 m. seguido está la salida de la canal y la cumbre del segundo, un pelin mas alto y que exige una trepadilla tensa, luego pensábamos bajar a Hoya Moros por el collado del fondo, pero ya no podíamos arriesgar, no nos sobraba ni un minuto.

Retrocedimos sobre nuestra huella para bajar a Hoya Moros por el refugio de la Charca Cuerpo de Hombre.


El descenso nos lleva hasta el río que en la quietud de sus meandros se ha congelado.

Pero enseguida espabila y se descongela para lanzarse valle abajo.

Nosotros también metemos prisa y vamos perdiendo altura en busca de la pista que nos devuelva a la Dehesa de Candelario, antes de perdernos nos despedimos de nuestros brothers.

Ya en el bosque vimos el famoso cascanueces.

Y nos dejamos maravillar por la naturaleza, que incluso en la destrucción, es belleza, es arte.

La tarde se estaba acabando cuando volvíamos a los coches, la luz ya era escasa, y el frío estaba tomando posesión de la noche que se nos echaba encima. No se puede aprovechar más un corto día de Enero.

2 comentarios:

  1. Muchas gracias, Goyo. No pudimos estar ahí, pero así está uno un poquito más cerca!! Intentamos vernos pronto!!

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  2. Ha sido un dia cañero Luis, le dimos hasta que se hizo de noche, pero con un tiempo de primavera. El día 9 si no se lía el tiempo nos vamos al Castro Valnera...

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