sábado, 19 de mayo de 2018

Peña Chana y Fariñentu

Hacía mucho tiempo que quería ver al Siegalavá de frente, así es como empiezan los sueños, mirándose a los ojos.

Esta vez nos animamos un buen grupo a pasar el Negrón y subir a Tuiza de Arriba para comprobar que tampoco está tan lejos y hay muchas montañas que subir en estos valles maravillosos.


Desde el mismo aparcamiento en lo que nos poníamos las botas quedamos con La Almagrera, La Mesa y La Tesa para otro día. Menudo cordal bonito.

Este terreno no te da tregua, desde el aparcamiento todo es duro, aunque yo prefiero esto a las largas aproximaciones.

En poco tiempo, aunque con un buen calentón llegamos a este portillo que nos cambia el paisaje del verde a la caliza.

A esta altura, sobre los 1800 m. empezamos a encontrarnos algún nevero.

Enseguida alcanzamos el collado de El Bocarón, desde el que empezamos a subir a Peña Chana.

La subida es corta pero intensa, sólo 180 m. de desnivel, pero todo tieso.

Lo mejor de la cumbre fue poder ver de cerca el Siegalavá, que se medio escondía entre la niebla, como si no le hubiera visto…

En el descenso disfrutamos de las vistas de Vega La Cosa.

Para encaminarnos de nuevo al collado de El Bocarón.

Enseguida nos encontramos otra vez subiendo, ahora con el Fariñentu en el punto de mira.

Las praderas a 1900 m. antes de empezar la subida están repletas de narcisos, apenas se retira la nieve, sale el sol y se produce de golpe esta explosión de color que no deja de maravillarme.

En el fondo del valle la niebla quería esconder a Tuiza.

Los Castillines, El Siete, Los Fontanes, hoy había que soñarlos, porque no llegamos a verlos.

El Grupo disfrutando en la cumbre de ese momento para la posteridad.

El Fariñentu por la cara Oeste tiene una caída impresionante.

Todo el cordal hacia el Prau del Albo es una preciosidad, habrá que venir otro día a recorrerlo, hoy la nieve lo hacía poco aconsejable.

Jugamos un rato a equilibristas…

Y llegando a los neveros decidimos descender por el valle Corrales.

La zona del Pie Ferreru tiene mucha nieve, la pena es que está muy blanda.

Después de comer el bocata, nos acercamos a una cueva que se ve a la derecha.

Para poco más que hacernos una foto, es un hueco pequeño, eso sí, con salida al otro lado. "El pasaje Corrales"

Luego volvimos al placer de caminar por estos valles en primavera.

El arroyo que baja del Meicin es todo un alboroto, la fuerte pendiente y la cantidad de agua lo convierten en un río de espuma que se pinta de plata sobre el verde del valle.

Algún coprinus para alegrar los paladares más exigentes.

Y de repente aparece Tuiza como por arte de magia, es lo que tiene ser pintoresco.

1 comentario:

  1. Estupendo dia para una ruta fabulosa subiendo desde el principio. Y la de picos que quedan por subir en la zona. La narración y las fotos también muy buenas, como siempre. Saludos. Jorge V.

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