Salimos del Golobar muy temprano, emergimos de entre la
niebla como si quisiéramos dejar bajo ella la rutina de cada día, los
quehaceres y las fatigas, para experimentar otra vez más la sensación de
libertad que da mirar atrás y no ver más que nuestra sombra.
La salida es muy fuerte y sin calentar, pero alcanzado el
collado del Sel de la Fuente la mirada se expande hacia un horizonte limpio e
inmenso.
Una breve parada para dejar que los primeros rayos del sol
calienten nuestros cuerpos y los recargue de la energía que vamos a necesitar
para alcanzar nuestro objetivo.
Luego un descenso y la suave travesía hasta el cuestarrón
que nos sube al Cueto Mañín, es una subida poco técnica, pero que exige un
esfuerzo generoso.
Su cima es una loma placida que da continuidad casi sin
desnivel hasta el alto de Cotamañinos.
Desde aquí, ya por encima de los dos mil metros, la nieve es
abundante y bastante dura, lo que nos exige prestar bastante atención.
Mientras descendemos tenemos una vista maravillosa de todo
el cordal que nos queda por recorrer de esta sierra de Peña Labra.
Todo este tramo lo hacemos con nieve dura, lo que nos
permite avanzar a buen paso y con seguridad.
La subida al Cuchillón ya pinta de otra manera, promete ser
entretenida.
No es una subida demasiado larga, pero se va poniendo más
pindia a cada paso que damos.
Al final nos obligó a echar las manos, pero resultó una
subida muy entretenida y sin mayores dificultades.
Una vez alcanzado el filo del cuchillo, lo recorrimos hasta
la cumbre con cuidado de no cortarnos.
Luego por el mismo filo fuimos caminando en dirección al
pico Tres Mares.
El descenso nos proporciona unas vistas espectaculares, al
Tres Mares lo escoltan al fondo los Picos de Europa y el Cornón de Peña Sagra.
Pasamos algunas grietas en las que tuvimos que mostrar
nuestras habilidades de trepadores.
Y la paciencia de la cola del super…
Después continuamos por una senda a media ladera, en algunos
puntos aérea, pero sin mayores peligros.
Esta termina en una grieta que es el único paso, así que sin
pensarlo, todos para abajo.
Luego continuamos descendiendo por terreno más suave, y el
Tres Mares cada vez se hacía más alto.
Descendimos hasta el collado de Los Asnos.
Desde el collado afrontamos casi toda la subida con nieve
dura, pero al ser orientación Este se marcaba bien huella y era seguro.
Lo que no era es suave, afrontamos un buen desnivel en muy poco
recorrido.
Una subida intensa pero muy bonita, con el Cuchillón a
nuestra izquierda.
La cumbre del Tres Mares con Peña Labra de fondo, yo es ver
Burgos y no me puedo aguantar.
El recorrido previsto era llegar hasta Peña Labra, por este decorado
espectacular, pero en la cara Norte la nieve estaba muy dura y se decidió no
arriesgar, a mi entender de forma correcta. Como dice nuestro compañero Jesús “soldado
que se salva, vale para otra guerra”
Retrocedimos de nuevo al collado de Los Asnos y descendimos
por la cara Sur, visto así en la foto parece muy difícil, pero sólo hay que ser
prudente.
Cuando se acabó la piedra nos comimos algunas escobas, luego
praderas hasta este chozo a 1550 metros.
Enseguida cogimos el camino que nos llevaría a Santa María
de Redondo, pasando por el Rivero Pintado.
Esta formación geológica es el resultado del choque de dos
placas tectónicas a mediados del carbonífero, ayer por la mañana, que diría mi
madre.
En Santa María de Redondo nos recogió el bus que nos llevó a
nuestra meta final, un buen cocido lebaniego en la Venta Pepín.
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