domingo, 29 de julio de 2018

60 aniversario de la cruz de los Barruelanos en el Curavacas

Animados por Tente Lagunilla el grupo de montaña La Escalerilla de Barruelo de Santullan organizó este fin de semana un homenaje a los montañeros que colocaron La Cruz de los Barruelanos. El sábado no pude acudirá los actos en Barruelo, pero el domingo no me pude resistir a emerger en Resoba de entre la niebla para sumarme a este acontecimiento.

A las ocho de la mañana nos poníamos en camino desde Vidrieros para ir remontando con la fresca, al Curavacas aun le daba el sol de refilón, le pillamos lavándose la cara.


A medida que te vas acercando la montaña va sacando pecho, nosotros fuerza de flaqueza para no dejarnos impresionar por sus paredones.

Luego la pedrera se pone un poco pesada, pero sabemos que es el peaje para entrar en el maravilloso mundo del Curavacas, y se hace bien llevadera.

Una vez superada hicimos dos grupos, unos continuaron por el Callejo Grande y el resto nos metimos por el Corredor Oblicuo.

El principio es un corredor con poca pendiente por el que se asciende muy bien.

No obstante se gana altura muy deprisa.

Luego progresamos por un terreno más descompuesto en el que hay que prestar atención a las piedras sueltas.

El desnivel va aumentando y a nada que aprietas, ves al resto del grupo como hormiguitas.

Luego tenemos que afrontar el único paso en el que hay que resquilar un poco, pero con buenos agarres.

Desde aquí avanzamos en oblicuo hacia la arista que desciende desde el pico Medio.

El resto del grupo encima del paso de trepada.

Luego se progresa por un corredor muy evidente bajo la arista del Pico Medio.

En este tramo se sube un desnivel bastante fuerte.

Cerca de la arista de la Meseta Inclinada, hacemos una travesía hacia la derecha por una salida más cómoda.

El corredor visto desde arriba y el punto donde hacemos la travesía.

Ya en la Meseta Inclinada préstamos mucha atención a las explicaciones de Tente, que tiene esta montaña gravada en el corazón.

Después de la clase magistral, continuamos hacia la cumbre principal.

A la que se accede por un corredor estrechito, pero muy seguro.

Entre el Pico Medio y la Cumbre Oeste, se asoma el Espigüete, tampoco quiere perderse el acontecimiento.

El grupo del corredor oblicuo alcanzamos la cumbre en dos horas y media.

Tente había propuesto aprovechar este día para retirar la base de la última virgen de las nieves que hubo en la cumbre y para dar ejemplo fue el primero en coger los trastos para la demolición.

Aunque con tanto Barruelano no faltaron buenos picadores.

Mientras se picaba el hormigón se colocó en la cruz el buzón que había desaparecido, para que recobrara el aspecto de sus orígenes.

Después de muchos martillazos la base estaba suelta y el Curavacas liberado de otra cicatriz.

Carmelo le daba a la cruz una mano de pintura.

Para que después de sesenta años reluciera como nueva.

Finalizado el trabajo, posamos orgullosos en la cumbre, hoy un poco más nuestra cumbre, la de nuestra Montaña Palentina.

Luego nunca faltará la mirada atrás,  para regrabar en nuestra memoria esta preciosidad de vista, que apenas empiezas a bajar ya vuelve a extrañar.

Y de nuevo mirando al frente para dejarnos caer por el Callejo Grande.

Según descendíamos el cielo dibujó garabatos para ponerle un fondo perfecto a nuestro pequeño homenaje.

Como estaba en el programa, hubo baño en el río Carrión, menos mal que no era obligatorio, estaba el agua casi frío para meter el vino.

Hubo incluso campeonato de saltos, que ganó el pie derecho de Luisfer.

Y comida en la chopera del molino de Triollo, organizada por El Foro. El menú estuvo genial, ensaladilla rusa casera, empanada del horno de leña de Cillamayor, sangría para hartarse, melón, sandía y café.

Pero sobre todo hubo muy buena voluntad para que todo saliera bien y así nada puede salir mal, La Escalerilla si se pone, se pone y otra vez lo ha bordado. Con hilos de humildad y sencillez han vuelto a tejer la manta con la que tantos nos sentimos arropados.

El pobre Chapu no pudo soportar tanto esfuerzo, encima de la ruta, le tocó trabajar en la cumbre y claro, después de comer cayó rendido, lo que no sabe es que cuando se duerme aprovechamos para criticarle…

1 comentario:

  1. Ja, ja. Muy bueno lo de Carmelo. Preciosa entrada, Goyo, y un placer compartir la jornada contigo. Habrá que buscar otro evento que celebrar. Un abrazo, amigo.

    ResponderEliminar