Hoy no me ocupa subir una montaña, me ocupa algo más
importante, para poder ser un buen aprendiz de sueños hay que practicar y que
casualidad, Ani nos invitó a participar del suyo y el escenario estaba en las
montañas de mis sueños. No pude decir que no y me encontré una yurta envuelta
para regalo.
A sido apasionante desembalarla, porque a cada paso íbamos descubriendo
la cultura del pueblo mongol y nos íbamos descubriendo a nosotros que nos hemos
conocido hoy para tener este sueño.