A Espeja de San Marcelino, en Soria, llegamos por tierras de cultivo de cereal y
parece imposible que vallamos a encontrar una ferrata, pero de repente aparece
el desfiladero de La Torca y ahí está, escondida entre la nada.
La vía ferrata de La Pasarela de Espeja es la más antigua de
Castilla y León, pero es una de las más exigentes a pesar de ser corta y superar
muy poco desnivel, prácticamente es una travesía por el interior del
desfiladero.
Los primeros pasos de esta ferrata ya te ponen en guardia,
no es difícil, pero algo te hace intuir que no será fácil, la forma en que está
equipada no tiene nada que ver con otras que hemos hecho.
El desfiladero es muy estrecho, o bien pasas de una pared a
otra haciendo el spagat o por puentes de cables.
Las salidas de los puentes tienen algunos pasos bastante técnicos,
sobre todo si ha llovido como nos pasó a nosotros. Sin
experiencia no es recomendable y menos en mojado.
De todas formas este primer tramo es disfrutón, pasando de
una pared a otra en varias ocasiones y lo superas muy bien.
Hacia la mitad, hay un tramo que te lleva al primer descanso
que ya no es tan sencillo, agarrado a una cadena, desaparecen los apoyos y
tienes que ir buscado donde meter la puntera de la bota. Es un tramo de “fe” y
sobre todo de fuerza.
Después del descanso está el “pasito de Alberto” un tramo
como el anterior, pero en bajada y ligeramente extraplomado, otro buen estirón
de brazos…
Luego, ya bien agarrados, recuperamos la sonrisa y por un
tramo con una escalera remontamos a la zona de la tirolina y la pasarela.
Luego afrontamos el muro de los tornillos de la vía de
Ariza, que tiene una entrada un poco exigente.
Pero como nos sobra técnica, paseamos por él como si estuviéramos
de cañas.
La salida es otra zona de estiramientos, balanceándote de la
cadena y buscando apoyos para no resbalarte.
Luego otra escalera nos cambia de pared para buscar el tramo
final que también nos estira un poco.
Es un tramo cortito, pero en la línea de toda la ferrata,
para dejar buen sabor.
Y en el puente, nos reciben las animadoras, así da gusto
hacer ferratas.
Después nos fuimos a Huerta del Rey en Burgos, para hacer la ferrata de
El Ranero, una K3 que nos tomamos como un juego, para desestresar…
Se parece más a un parque de aventuras que a una ferrata.
Aprovecha muy bien las formaciones de la roca para montar
puentes, pero siempre cortos y con escasa altura.
La zona más vertical es este muro de veinte metros.
Que visto desde arriba no parece ni que los tenga.
Luego continúa con otro puente, este un pelín más alto, pero
muy fácil.
Y otro muro corto y súper equipado, esta ferrata sí que es buena para
iniciación.
Tiene otra cosa que no tienen las demás, la posibilidad de
tener público.
Nos habían dicho que era una K3 y al final lo fue, este paso de
la escalera se gana la categoría.
Tiene una salida técnica para probar a ver si los nuevos van
aprendiendo.
Y la salida de la K3 El Ranero I.
Seguido nos encontramos este puente con una cinta y al final
un cartel que anunciaba las normas de utilización. Estaba claro que íbamos en
dirección contraria, pero no sabíamos porque.
Pasamos así otros dos puentes de cable y acabamos
descendiendo un tramo que en subida será llevadero, pero en bajada era tenso, con una entrada en el puente extraplomada.
Pasamos el puente de los troncos y la salida era en bajada
por ir al revés, extraplomada y en curva. Al Grupo se le hacía bola, así que
desde el puente hicimos rapel y para abajo.
Luego vimos que era una K4, El Ranero II, que montaron este
año, nos quedamos con las ganas de hacerla en el sentido adecuado, pero se
estaba poniendo a llover. Promete, así que volveremos.
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