sábado, 26 de febrero de 2022

Peñas del Faro y Pico Huevo

 

Las previsiones no eran buenas, aun así cinco valientes nos dimos cita en el puerto de Vegarada para intentar recorrer el cordal desde las Peñas del Faro hasta La Morala.

La temperatura era la que se esperaba -8º pero la belleza de estos valles compensaba con creces el frío en la cara, el resto lo compensamos con un ritmo fuerte de subida.

La senda que seguimos es una sucesión de collados que se va abriendo camino sorteando las peñas de la ladera.

Te fijas como objetivo un collado y enseguida hay que recalcular el esfuerzo para alcanzar el próximo que aparece en escena.

El fuerte frío y las ganas de alcanzar la arista con ese cielo azul nos urgían a caminar ligero.

Alguna zona descarnada por el viento nos hizo pisar piedra, pero muy escasa.

La nieve estaba en el estado perfecto, ni nos hundíamos, ni nos obligó a ponernos los crampones.

Otra buena rampa entre collados y a la sombra, pero ya no sentíamos frío, la experiencia estaba siendo muy buena.

En la compañía del sol alcanzamos el anteúltimo collado en el que se aprecia la arista ya cerca.

Ya solo nos resta el apretón final para alcanzar el Paso de la Muesca.

Desde el paso vemos el alto de La Puerta del Faro, ya por encima de los dos mil metros y comprobamos que las previsiones se cumplen, el viento era muy fuerte.

Superado este primer escollo continuamos hacia Las Peñas del Faro, a la baja sensación térmica se fue sumando la niebla.

Según nos acercamos a la cima, la arista se fue convirtiendo en un camino cada vez más estrecho entre las nubes.

Cuando alcanzamos el alto de Las Peñas del Faro ya sólo se veía hacia el valle de Vegarada, el resto del paisaje nos lo habían borrado y aparecía el papel en blanco.

El descenso de la cumbre lo hacemos por un nevero pindio pero estable.

Otro pequeño repecho nos llevó a la cumbre del Pico Huevo ya cubierto en su totalidad por la niebla, así que decidimos que sería nuestra cumbre, descartando alcanzar La Morala. Según se puso el día fue un regalo… nuestro huevo Kínder.

Volvimos hacia las Peñas del Faro y al perder altura fuimos recuperando el paisaje, antes de llegar comenzamos a descender hacia el Portillo del Faro.

La pendiente es muy fuerte y para no ponernos los crampones descendimos por una arista pelada y luego cruzamos el nevero.

El Portillo del Faro es la brecha que se abre entre Las Peñas del Faro y Peña Cueto, nuestra puerta de entrada al valle de Vegarada.

En este paso, como en todos los collados tan altos sopla mucho el viento y al ser norte había mucho hielo, obligatoria parada técnica para ponerse los crampones.

Descendemos por un nevero con bastante desnivel y con una caída que supera los doscientos metros hasta el fondo de la cuenca.

Con el Portillo de fondo vamos descendiendo con la tranquilidad que nos brinda la experiencia y que nos permite disfrutar de un descenso como este.

Entre la nieve y las nubes se abre una ventana que nos muestra los valles asturianos en los que podemos leer el prefacio de la primavera.

Detrás dejamos Peña Cueto, el Portillo y las Peñas del Faro con el telón de fondo gris de la niebla.

Bajado lo más pendiente la tensión da paso a las risas y el descenso se convierte en un juego donde disfrutamos de este frío, pero buen día de montaña.


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