La serenidad de la vida que se repliega amenaza por todas partes, la quietud se apodera del entusiasmo del verano para vencerlo, la paz vuelve como derrotada, pero exhibe victoriosa sus pendones de la belleza conquistada, porque sabe que es el germen del futuro.
Un sendero estrecho se adentra por un túnel de ramas, me dejo llevar, nunca las grandes autopistas me llevaron a los sueños más bonitos.