Dejamos nuestros coches en una vieja cantera entre Santa Olaja
y Ocejo de la Peña, un poco más adelante sale a nuestra izquierda un camino por
el que abandonamos el valle del rio Duerma.
Con un fuerte desnivel nos metemos en un bosque mediterráneo
de encinas y quejigos que nos arropa para protegernos del frío de la mañana.