Hay días de montaña especiales, desde hacía varios días ya estaba en
el ambiente que algo iba a pasar y la luna no quería retirarse, había amanecido
pero ella seguía mirando al Curavacas, como nosotros…
A las ocho de la mañana trece montañeros se ponían en camino, el
Hoyo Muerto nos estaba esperando y la fila ya mostraba lo que sería la tónica
de todo el día. “Juntos”.