Torre Bermeja ya es una vieja conocida, pero lo días largos del
verano nos brindaban la oportunidad de acometerla por otro de esos caminos que
en Picos de Europa hay que conocer. Salimos de Posada de Valdeón por el antiguo
camino de Caín.
Perdiendo poca altura nos lleva como volando por el valle hasta
pasado Cordiñanes, por encima del mirador del Tombo. Aquí abandonamos el camino
y tomamos una senda a nuestra izquierda.
Esta nos mete en ambiente enseguida, vamos girando con la montaña
sobre la curva de nivel de 840 m. y pasamos sobre el Chorco de los Lobos por
bosques de hayas y tilos en paisajes inolvidables.
Cuando nos acercamos al río Peguera ya no hay alternativa, el camino
solo tiene salida hacia arriba, por fin empezamos a subir.
La senda es preciosa, te hace sentir como protagonista de una
película.
Micro bosques en terrazas de caliza, pequeños sueños que nos
regala la naturaleza.
También es dura, pues va salvando desniveles muy fuertes, pero eso
es lo que la hace grande, inmensa, como la sensación que nos produce mirar atrás.
Y mirar arriba, ya superada la cota de 1500 m. donde la naturaleza
cambia casi de golpe, lo verde por lo gris, lo bonito por lo que soñamos…
En la zona del Verón del Corvo pasamos los últimos resaltes antes de
entrar en el Hoyo Cabrero.
Esta pequeña pradera a 1700 m. tiene una fuente que ha de ser buena,
pues después del verano que llevamos tiene bastante agua, como disfrutamos los
tres, a repostar que ya llevamos menos peso.
Del Hoyo Cabrero salimos por la derecha, en dirección a Peña Santa.
Como no echar una mirada atrás para ver este pequeño edén y la
profunda brecha de Capozo que nos trajo hasta aquí.
Luego seguimos paralelos a la cara sur de Peña Santa y ganando altura, sobre los 2000 m. giramos a nuestra izquierda hacia las Torres de Cotalbín.
Justo debajo de las Torres y perfectamente custodiado por las vacas
nos encontramos el refugio de Vega Huerta. Este
refugio estuvo muchos años en ruinas, pero ha sido restaurado por el Parque
Natural de Picos de Europa.
Es muy humilde, pero quien lo pillara en un mal día. A su derecha
sale una canal en la que hay una fuente, tenía poca agua, pero un lujo para
este año de calor.
Desde Vega Huerta tenemos esta vista de Peña Beza y el Cantu
Cabroneru que te invita a quedarte.
Estuvimos casi una hora holgazaneando pero hoy tenemos puesta nuestra
mirada un poco más arriba y tenemos que continuar.
Torre Bermeja nos está esperando y no queremos faltar a la cita.
Pasamos por el collado del Burro y continuamos ganando altura hasta
alcanzar la arista de los Moledizos que nos llevaría a la cumbre.
En la arista nos encontramos esta trepada que para superarla con
Zeru nos costó, lo malo es que más adelante había un destrepe muy vertical y
otra trepada que con él se nos hacían imposibles. Bajar nos costó más que
subir, pero es un perro valiente de verdad.
Decidimos perder altura por esta pedrera infernal para evitar todos
los pasos de la arista.
Y luego remontamos por una canal entre Torre Bermeja y la Torre del
Collado Verde.
Y por fin conseguimos asomarnos al valle de Valdeón.
Dani nada más llegar a mirar en el mapa a ver por donde hemos
subido.
Yo mientras repaso; Peña Santa, Piedra Luenga, La Robliza, Peña
Blanca, Cuvivente, Jultayu; debajo los
verdes collados de los Puertos de Cuba y los Picos de los Cabritos y más abajo
la canal de Capozo.
La niebla en Asturias es casi perenne y nos muestra estas bellas
imágenes. En el centro destacan Peña Beza y el Cantu Cabroneru.
Zeru ya es un gran montañero y sabe que hay que posar en la cumbre
para que se sepa que él ha subido a la Bermeja.
Ya que insiste posamos todos, que nosotros también tenemos lo
nuestro…
En lo que se terminaba la tarde preparamos la cocina y nos hicimos
la cena.
Cuando terminamos de cenar todo tenía un color especial, de noche
mágica.
Los últimos rayos iluminan la Torre del Friero y la Torre del Hoyo
de Liordes, al fondo rozan la punta del pico de la Padierna.
El pico de Los Cabrones, Torre Cerredo, la otra Torre Bermeja, las
Torres de Coello.
La Torre de la Palanca, la Torre del Llambrión.
El sol ya cansado de todo el día, se empezaba a acostar en la bruma
de las costas asturianas.
En lo que preparamos las camas el día tocaba a su fin y la silueta de
Peña Santa se dibujaba perfecta sobre un cielo encantado.
Sobre los Urrieles caía la noche serena y a plomo.
El sol dijo adiós.
Y Peña Santa se hizo más grande.
Intercambiamos algunos flases con el horizonte, a los que sólo
respondieron desde el refugio de Collado Jermoso, nos sentimos solos y acompañados.
Luego nos sentamos a esperar…
Y nos dieron las diez y… a eso de las diez y media nos sorprendió la
luna, apareciendo entre la Torre del Friero y La Padierna.
Habíamos quedado con ella y no nos podía fallar, formaba parte de
este sueño y nadie se quería despertar.
Luego se fue envolviendo con las nubes, no nos extrañó, se había
levantado viento. Nosotros también nos metimos en los sacos a descansar.
Por la mañana los primeros rayos se colaban por detrás de Peña Santa
para posarse sobre la Torre del Torco.
Mientras desayunamos se asomó por encima de la arista del pico de
Los Cabrones.
Cuando empezamos a descender el sol ya se repartía por los valles y
la luna parecía el punto de mira.
Torre Bermeja por la mañana está mucho más guapa.
Y Dani demasiado descansado, esto que es, lo mira en el mapa y dice,
nada, pero lo voy a subir. Y eso
de ahí abajo…
La Torre del Collado Verde, pues a por ella…
Cuando vuelve empezamos a bajar hacia la canal del Bufón.
Pero antes de llegar se me escapa de nuevo, voy a subir al Bolo…
Yo encantado, cuanto más se canse, más despacio baja luego.
Por fin llegamos al Hoyo del Bufón en el que teníamos otra misión.
Estuvimos buscando la cueva que le da nombre, creemos que es esta,
pues sopla mucho aire y si entras escuchas el bufido del viento.
Luego disfrutamos del Collado de Pambuches, no sé qué tiene, pero
desde que lo conocí, es uno de los sitios de Picos que más veces me viene a la
memoria.
Y enfilamos por su canal bajo la Torre Ciega y las Torres de Arestas.
Una mirada a la Brecha de Pambuches y nos lanzamos a la carrera por
la pedrera en busca de la fuente de Pantivalles y luego caminata hasta Posada de
Valdeón.
Está claro que nadie llegó con sed y menos aún cansado.
Ha sido un fin de semana genial y para rematarlo comimos en casa de
Begoña que es lo que faltaba para dejar el mejor sabor de boca…
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