Comenzamos la subida desde el refugio de Braña Vieja por unas laderas bastante tendidas para ir calentando.
Comenzamos la subida desde el refugio de Braña Vieja por unas laderas bastante tendidas para ir calentando.
Había muchas ganas de sacar las raquetas a dar un paseo y nos animamos a subir a las Tierras del Norte, (para nosotros de Barruelo de Santullán hacia arriba) para desafiar a la nieve y a los vientos que bajan por el collado Sestil.
Dejamos los coches en el cruce de Salcedillo, a tres kilómetros del aparcamiento de La Collada perfectamente acondicionado para más coches de los que sean capaces de subir, pero la Diputación de Palencia que en su portal se deshace en halagos de la Montaña Palentina, no quita la nieve y provoca un caos de coches, a veces denuncias de la guardia civil y sobre todo malestar en la gente que se acerca a estas tierras.
De nuevo recomendaciones de no viajar a la cordillera cantábrica, eso para nosotros es como eso de, a que no hay… Bueno no es así, aunque lo parece sabemos leer las informaciones meteorológicas y conocemos el terreno al que vamos.
Llegamos a Santibáñez de la Peña justo cuando empezaba a nevar y ya sabíamos que sería un día duro y las expectativas se estaban cumpliendo. Pero lo más importante es que sabíamos a la hora que no teníamos que estar allí.
La situación que hemos pasado nos ha hecho cambiar bastante y si para juntar a un grupo de amigos hay que hacer senderismo, que viva el senderismo. Hoy hemos conseguido juntar a un buen grupo y eso es lo importante.
El primer tramo de nuestra ruta es una pista que nos aproxima a la Cabaña de Hijedo por un pinar que a pesar de ser de repoblación es ya todo un bosque, del que se está extrayendo madera.
Para mucha gente la expresión Valles Pasiegos Burgaleses no les suena a nada, o como mucho a algo que tiene que ver con Cantabria, pero son un conjunto de cuatro valles en Espinosa de los Monteros con una extensión similar a los cántabros y de una belleza que para nada les envidia. “Este es mi rincón de pensar”
Donde termina el camino de El Bernacho, un conjunto de cabañas y prados rodeados de hayedos forman uno de tantos pequeños paraísos de los valles pasiegos, de esta y de la otra vertiente. La pena es que están en peligro de extinción y los políticos bla, bla, bla…
Urkiola entre Áraba y Bizkaia es un paso de montaña a 784 m. de altitud, pero además es un lugar en la tierra que reúne naturaleza, montaña, misticismo, peregrinación… al que se sienten convocadas multitud de personas.
En la foto lo que más parecemos es peregrinos y es lo que menos nos había congregado, fue de nuevo la amistad la que nos trajo a tierras vascas.
Siempre me ha parecido mágico ir a Riaño, dejarte invadir por la tranquilidad de este mar sereno, poder esperar sin prisas la salida del sol para dar por iniciado el encuentro de mi simple naturaleza con la naturaleza bestial de esta tierra.
Sobre el agua se aprecia la capacidad que tiene de generar niebla y aportarle el ambiente místico que tantas veces nos muestra.
El barranco del Sorrosal termina en una impresionante cascada, que en dos saltos se precipita hasta el fondo del valle escavado por un glaciar y luego por el río Ara.
Por estas paredes discurre la vía ferrata del Sorrosal que hoy me dispongo a remontar, es una K3 tirando a facilita.
Siempre se ha dicho, al que madruga… Llegué muy temprano al aparcamiento y me recibieron tres gamos que estaban aprovechando el rato que no estamos para disfrutarlo también ellos.
Cuando me vieron decidieron que se había terminado el recreo y se metieron para el bosque.
Cruce la presa y me puse a remontar un sendero entre los pinos que no da tregua, sube derecho hacia arriba, de hecho cualquiera pensaría que por allí no se sube.
Las hojas del boj estaban llenas de lágrimas, yo prefiero pensar que de la alegría de que haya vuelto a los Pirineos, y no de las fuertes tormentas de ayer.
Todo estaba muy mojado y el agua seguía corriendo por todas partes, como siempre, eterna banda sonora junto a los pájaros por estos valles preciosos.
Cenar mientras sale la luna, esa primera luna llena de primavera, que tantas cosas ha marcado en nuestra historia y verla mirarse en el espejo del lavadero de Cardaño de Arriba.
Salir muy temprano por la mañana y ver que me está esperando para que la retrate con el burro que ha pasado la noche con ella.
Volver a Gredos con más ganas que nunca, a cabalgar como una locomotora por las vías del Prado de las Pozas en dirección a las Paredes Negras, echando carbón para remontar Los Barrerones.
Siempre se hace duro, pero sabemos de sobra la recompensa de alcanzar el mirador de Peña Rayo, el Circo de Gredos se convierte en bálsamo para las piernas y en mapamundi para los sueños.
Apenas salimos del pueblo, con las sutiles luces del amanecer, dibujamos sobre el Espigüete el recorrido que queríamos hacer.
Ver amanecer siempre es un espectáculo que cautiva, Riaño es uno de los mejores teatros para estas representaciones y con luna llena es una obra que lo magnifica.
Después de no poder tomar café porque estaba todo cerrado, nos subimos hasta el puerto de Las Señales a nuestra cita con el Pico del Lago.
Amanecía en Maraña, sólo se escuchaban los pájaros y los perros ladrando a lo lejos, era la hora de ponerse en camino.
Había bastante escarcha, pero no hacía demasiado frío.