Amanecía en Maraña, sólo se escuchaban los pájaros y los perros ladrando a lo lejos, era la hora de ponerse en camino.
Había bastante escarcha, pero no hacía demasiado frío.
La canal es una subida bastante directa y en la foto engaña un poco, es mucho más pindia de lo que parece.
Al final del valle aparece el Pico del Lago, sobre el puerto de Las Señales, ya cerca de Asturias.
En la vertiente asturiana del puerto de Tarna la niebla lo cubría todo.
Superado lo más pendiente se abre una gran depresión, a la derecha se accede al collado que nos da paso al valle de Valverde.
A la izquierda otra canal más amplia nos llevaría hasta la cima de La Cruz.
Abajo, Peña Hoguera se nos ha quedado en las ascuas.
En el horizonte, Peña Ten y Peña Pileñes.
Yo escogí el collado para luego remontar la arista hasta la cumbre.
Nada más asomarte aparece La Polinosa, cuantos buenos recuerdos.
La arista se remonta muy fácil, esta es la zona conocida como el canalizo.
Subir por la arista siempre aporta mejores vistas y algo más de emoción.
Ya cerca de la cumbre me paré a ponerme los crampones, el sol aprovechó para reunirse conmigo.
Es la primera vez que estoy sólo en la cima.
Es una gozada estar en una cumbre así y que no haya ni una huella, todo para estrenar.
La majestuosidad de la Polinosa.
Me hizo ilusión ser yo el que marcara huella en el famoso paso de La Cruz. “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”
“Y al volver la vista atrás, se ve la huella que nunca se ha de volver a pisar”
La bajada comenzaba espectacular.
Estos “Alpes en miniatura” nunca defraudan.
Más abajo me fui encontrando nieve demasiado blanda que me hizo extremar la precauciones.
Las Peñas del Convento.
El Collado Valverde y el Cervunal.
Atrás dejo el Pico de La Cruz.
Y continuo bajando con el Pico del Mediodía a mi derecha.
Este valle parece un gran tobogán.
En todas las laderas bajas son muchas las placas que se han deslizado.
A mis espaldas aparece el Collado de Murias. Ese Pico del Mediodía sigue quedando pendiente.
Yo continuo el descenso hacia Maraña, que la forma física está justa.
Sin dejar de mirar de reojo, como siempre…
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