Siempre que iba a los Pirineos, desde cada cumbre que subía,
a lo lejos, y casi siempre entre las nubes, aparecía provocando mi curiosidad,
reclamando mi atención. En el 2012 desde Los Infiernos le dije… Cuando baje te
voy a buscar, quiero verte de cerca.
Quizás ese día no fui consciente, pero había entrado en su
juego, estaba perdido… perdido de amor por otra montaña. Desde la cima del
Portalet, Había comenzado otro sueño.
En la preparación leímos y releímos todo lo que encontramos
sobre su ascensión, casi conocíamos sus tres chimeneas sin haber ido, los
rápeles, las reuniones, los puntos clave a los que prestar atención y el
material que necesitábamos.
No teníamos tiempo para hacer cumbre y bajar, Dani no se lo
pensó, dormimos en la cumbre y bajamos el domingo para subir a Respomuso.
Se hizo un silencio y luego dos "vale", estaba decidido, lo
intentaríamos así.
No estaba en nuestros planes al principio, pero en cuanto le
nombramos, su nombre nos convocó inevitablemente. A las seis de la mañana
salimos de Pucela y a las 12:30 estábamos comiendo en el aparcamiento sin poder
quitar la mirada de la cumbre que domina el Valle d´Ossau.