Siempre que iba a los Pirineos, desde cada cumbre que subía,
a lo lejos, y casi siempre entre las nubes, aparecía provocando mi curiosidad,
reclamando mi atención. En el 2012 desde Los Infiernos le dije… Cuando baje te
voy a buscar, quiero verte de cerca.
Quizás ese día no fui consciente, pero había entrado en su
juego, estaba perdido… perdido de amor por otra montaña. Desde la cima del
Portalet, Había comenzado otro sueño.
En la preparación leímos y releímos todo lo que encontramos
sobre su ascensión, casi conocíamos sus tres chimeneas sin haber ido, los
rápeles, las reuniones, los puntos clave a los que prestar atención y el
material que necesitábamos.
No teníamos tiempo para hacer cumbre y bajar, Dani no se lo
pensó, dormimos en la cumbre y bajamos el domingo para subir a Respomuso.
Se hizo un silencio y luego dos "vale", estaba decidido, lo
intentaríamos así.
No estaba en nuestros planes al principio, pero en cuanto le
nombramos, su nombre nos convocó inevitablemente. A las seis de la mañana
salimos de Pucela y a las 12:30 estábamos comiendo en el aparcamiento sin poder
quitar la mirada de la cumbre que domina el Valle d´Ossau.
Salimos del parquin de Cabane Du Caillou Soques remontando
el rio de Pombie que surca un valle típico del Pirineo Francés, praderas siempre
verdes y un bosque de hayas donde se une el frescor del bosque con el sonido
del río que se precipita por el fondo. Detrás dejábamos este otro valle, el del rio de Soques con el pico o Tejau haciendo frontera con España.
Una vez fuera del bosque aparecen de nuevo las praderas y una
pedrera formada por grandes bloques de piedra que depositaría en su tiempo un
glaciar, menos mal que no hay que atravesarlo.
De camino al Collado de Suzon, la mirada casi no se aparta
de la pared, es imposible no mirar a todas partes, estamos en un sitio maravilloso,
pero el resorte nos vuelve siempre la cabeza al mismo sitio…
Mientras bordeamos el caos de rocas, dejamos a nuestra
izquierda el refugio de Pombie.
Una vez pasado el collado de Suzon nos encontramos con
estas, espero que no nos metan a todos en el mismo saco… Que no estamos locos,
que sabemos lo que queremos…
Después de dos horas de pateada por estos valles tan chulos,
nos presentamos con humildad, pero con orgullo, ante nuestro coloso.
Sont les bienvenus, je suis la première cheminée.
Sólo le entendió Jose Luis que chapurrea francés, pero todos sabíamos que era para arriba.
La primera chimenea es la más corta, pero la más técnica. La
catalogan de grado III+ pero la piedra está tan desgastada que los agarres se
hacen pequeños. En otro tiempo tenía clavijas, pero hoy sólo queda una en la
salida.
Desde arriba ya tenemos una vista aérea del collado Suzón, con el Pic de Saubiste 2262 m. a su derecha.
Para no tener problemas antes de empezar, este tramo lo
aseguramos, aún nos queda mucho que subir y mejor sin sustos, que el mochilón tira para atrás.
Luego una pequeña travesía por una repisa nos lleva a la
segunda chimenea.
Nos encontramos con mucha gente que baja, la verdad es que
es la hora de bajar.
Nos
viene bien, pues vamos viendo todas las reuniones de los rapel según
subimos y cambiando impresiones con los que bajan.
Esta segunda chimenea es más larga que la primera, pero mucho más fácil de trepar.
Ahora empieza a notarse bien la altura que vamos ganando y
la verticalidad del resto de las paredes.
La travesía a la tercera chimenea es la más larga y zizaguea
un poco para ir ganando altura, en algún paso hay alguna clavija, es mejor
agarrarse por seguridad.
La tercera chimenea es la más larga, tiene 60 metros, pero
también es la más sencilla, el principio es una canal amplia.
Luego se pone vertical, pero con muy buenos agarres por la
que se asciende fácil. Arriba ya se ve la cruz del Portillón du Midi. 2657 m.
Desde aquí si dan ganas de volar, con la imaginación claro, ya
sabemos que la cumbre está cerca y podemos empezar a soñar.
Al fondo del valle se ve la carretera del Portalet en donde
dejamos el coche.
Los primeros neveros hacen su aparición, pero se pueden evitar con facilidad.
Estamos remontando la plataforma inclinada denominada Rein de Pombie, que nos llevará
hasta la arista entre sus cumbres.
Ya en la arista, José Luis parece que no se lo cree y mira para abajo, por donde hemos subido aquí...
Dejamos a nuestra derecha la Punta de
Francia 2881 m. para destrepar un poco hasta el collado entre las dos.
Y mirar de frente a la cumbre principal, la Punta de España,
2884 m. Esta denominación es porque son las que se ven desde cada país.
La niebla nos quería envolver, algún rato nos hizo pensar
que nos taparía todas las vistas.
El último esfuerzo, ya las mochilas casi ni pesan, la
felicidad las impulsa hacia el cielo.
Por fin El Gran Pic du Midi d´Ossau ha sido conquistado, es sin duda la
montaña con más entidad que hemos subido y nos sentimos realmente orgullosos, plenamente felices, y el cielo
parece que quiere compensar el esfuerzo, la cumbre está preciosa.
Quiero escoger esta cima para dedicar un pequeño homenaje a
todos los hombres del Ejercito de la Unión Nacional Española (tan ignorados
siempre) que lucharon contra el fascismo, primero en la Guerra Civil, luego
contra el fascismo alemán en estas tierras francesas y sobre todo por su valor al intentar en
Octubre de 1944 la invasión del valle de Arán para liberar a España de la
dictadura fascista.
El sol refleja la cima contra la niebla y nuestras siluetas
sobre ella paren espectros que vagan por el cielo. Asombroso, no lo había visto
jamás.
Apartamos alguna piedra y fuimos amueblando la cima, poco a
poco le dimos un toque de habitabilidad y parecía otra cosa.
Lo cierto es que no daba tiempo a aburrirse, cada instante
el cielo era diferente.
Luego Dani, siempre sorprendiendo, saco de la mochila lo que
faltaba en la casa, la cocina, y preparó para cenar una sopa de fideos.
Impresionante este hotel.
Desde la ventana de mi dormitorio se veía así el Balaitus.
Y la Punta de Francia.
El Balaitus sin el marco de la ventana, cada vez más bonito.
La Aguja del Midi, el Petic Pic 2807 m.
A medida que se va poniendo rojo, parece que hierve.
Nosotros
también estábamos hirviendo, los músculos seguían dándonos un calor especial,
pero sobre todo el corazón, teníamos los sentimientos a flor de piel, las mariposas en el
estómago de los días previos se habían convertido en placer, en dulzura, nos
rozaba la suave brisa de la felicidad y flotábamos en ese mar de nubes del
Pirineo.
José Luis sólo quería dormir. Que
majete, parece tan bueno…
Dani acabó con la batería de la cámara, mola el fotos he...
Había más gente en el hotel, estos dos franceses también durmieron
en la cima, pero como llegaron tarde se encontraron la suite ocupada.
Cenar una sopita caliente con buena compañía y viendo este
programa en la tele es un lujo comparable con pocas cosas.
Todos estábamos muy cansados, el sol también se quería
retirar, era la hora de dormir.
Por la noche comprobé que seguíamos dando vueltas, vi pasar
sobre mí la vía láctea, la osa mayor, la osa menor y toda una inmensidad de
estrellas, creo que nunca había visto tantas, seguro que fue por la ausencia de
la luna.
El dormitorio como veis tiene muebles de estilo pura
libertad, con vistas a todo lo que te atrevas a soñar, aire acondicionado
tirando a fresquito para conservarse bien y ozono, mucho ozono…
Durante el amanecer mi pobre máquina rosa no fue capaz de
sacar una foto enfocada, la poca luz se lo puso complicado, pero el amanecer fue
impresionante.
En cuanto salió el sol, el Midi se extendió varios kilómetros
por el valle dejando claro quién es el señor d´Ossau, yo no se lo voy a poner
en duda, es una cumbre con una prominencia espectacular. La sensación de estar
en el cielo es total.
Daban ganas de quedarse a pasar el domingo, pero teníamos
deberes, así que recogimos los muebles y para abajo.
En cuanto descendimos un poco, una mirada al nido, realmente
es lo que parece…
Y nos vamos alejando del sueño, pero con otros muchos a la
espera, con la ilusión puesta ya en el Balaitus, no queremos ni lavarnos la
cara.
En la bajada bien atentos en busca de la cruz, esta nos
marca el único camino de bajada razonable, el resto es precipicio.
Con la luz de la mañana el valle esta de cine.
A pesar de los precipicios, o tal vez por ellos, nadie se
resiste a asomarse al vacío. Ayer cuando subimos los tapaba la niebla.
Desde aquí lo mejor es rapelar, la tercera chimenea se puede
destrepar sin ningún problema, pero está equipada con tres reuniones para montar
tres rapeles y quizás se tarde un poco más en bajar, pero es seguro y ya que
tenemos las cuerdas, se disfruta y se practica.
La segunda ya es más aconsejable rapelar, que destreparla,
en caso de caída te pegas una torta, y está en nuestros manos evitar riesgos.
Aquí ya nos vamos encontrando con los madrugadores, al ser
domingo había una romería de franceses, la mayoría con guías y encordados, como
manda su cultura, que está años por delante de la nuestra.
La primera chimenea, si me preguntan a mí, se rapela, o se
rapela, hay gente que la baja a pelo, pero dan una sensación de ser fácil algo
que para la mayoría no lo es, es arriesgar sin ninguna necesidad.
Cuando llegamos abajo habría preparándose para subir entre
quince o veinte franceses y varias cordadas ya en faena, no sé cómo no tengo
ninguna foto, era digno de verse.
Nosotros no nos lo pensamos mucho, ya calentaba de lo lindo,
así que nos tiramos valle abajo a buscar la sombra del hayedo, con ansias de
llegar al coche y meter los pies en el río. Todavía
nos quedaba la segunda etapa, llegar al refugio de Respomuso.
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