La mañana no amaneció todo lo guapa que la esperábamos, pero nuestra ilusión no se dejó amedrentar por cuatro nubes.
El agua era
nuestro compañero en el comienzo de la ruta, a medida que remontábamos el
Barranco de Respomuso, comprobamos porque tiene tanta agua, cantidad de arroyos
le alimentan.
Abajo en el
valle la niebla se resistía a madrugar.
Pero para
nosotros era otro día de montaña, ganar altura era lo más importante para tener
buenas vistas.
A unos 2500
m empezamos a encontrar los primeros neveros.
A lo lejos
se empiezan a escuchar demasiados truenos.
En la zona
de Los Infiernos y El Garmo Negro se está preparando una buena tormenta.
Pero por el
Barranco de Respomuso el cielo está bastante limpio, claro que la Arista de La Bomdider
no deja ver demasiado.
Cuando
llegamos al ibón de Sclousere comenzaban a caer las primeras gotas.
La tormenta
estaba escondida detrás de la arista y salió a nuestro encuentro, buscamos
refugio en un saliente de las rocas en el que metimos las mochilas y tratamos
de no mojarnos.
Nos
aprendimos de memoria la Cresta del Diablo, el pico Soulano, el Tridente Norte,
el Tridente Sur, el Demeure…
Pero la cosa
se ponía peor, cada vez llovía más, luego granizaba, luego volvía a llover. Nos
propusimos resistir un par de horas para ver si escampaba o para salir hacia el
refugio, no pensábamos que las rocas nos aguantaran mucho más el chaparrón.
Como nos
suponíamos, ni dos horas, eran las diez y media de la mañana y nuestro refugio empieza
a tener filtraciones, así que en cuanto afloje un poco bajaremos.
Al poco paró
de llover y nos pusimos a bajar, aún estuvimos un buen rato dudando, pues
parecía que se habría, más bien lo que se habría de par en par era nuestro plan,
de una ruta que no llega a 1000m de ascensión, ya teníamos 500, nos quedaba lo
mejor, lo que de verdad queríamos hacer, estábamos a 250m de la Brecha Latour y
nos dábamos la vuelta. La verdad es que una montaña como esta se merece ser
subida un buen día para disfrutarla de verdad.
Acertamos,
bajando nos pilló otro chaparrón. Llegamos al refugio a las once y media sin
ninguna necesidad de ducharnos, sólo pusimos los trastos a secar…
Yo nunca
había estado en un refugio a estas horas, pero mirar el reloj y pensar que
hasta las ocho no se cena, dejaba un vacío inmenso, por si fuera poco, el
martes daban peor tiempo y nos íbamos a marchar. Decidimos comer y salir a dar
una vuelta para pasar el tiempo. José Luis dijo que se quedaba…
Poco a poco
la tarde quería mejorar y nosotros aprovecharla, en principio salimos con
intención de encaminarnos hacia el Collado de Piedrafita para subir alguna de
sus cumbres, pero en el ibón de Las Ranas sacamos este reflejo, esta cumbre
desde el refugio no se ve. ¿Cuál es?, La Gran Facha. – Y si vamos…
Bueno, lo
intentamos y ya vemos… así que cambiamos el rumbo y abandonamos el GR 11 para encaminarnos
por el HRP al embalse de Campo Plano.
La verdad es
que era una ruta súper tranquila, cómoda, bonita, todo el camino junto a lagos
y praderas…
Nos tocó
cruzar un par de veces, no sin problemas, el barranco de Campo Plano que traía
bastante agua.
Desde aquí
la ruta empezó a ser de montaña, se acabaron los paseos vespertinos y comenzó
la fiesta. Como íbamos de paseo no trajimos crampones y los neveros cada vez
eran más abundantes, no muy malos, pero un resbalón era igual a un baño.
Para
alcanzar los ibones de La Facha nos pegamos un buen apretón por un nevero que
si está un poco más duro no subimos sin crampones, aun así, nos deja dudas para
bajar, pero para adelante…
Ahora
cruzaremos este otro nevero, con cuidado, que abajo están los ibones de La
Facha y tienen pinta de tener el agua fresca, luego otro apretón hasta el
collado de La Facha o de San Martín. (Esto sólo lo he visto en los indicadores
por el camino)
Desde el
collado, mientras comemos algo para reponer fuerzas, contemplamos el Vignemale,
que está jugando con la niebla.
Nos hubiera
gustado descansar un poco más, por lo menos a mí, pero es la hora que es y si
queremos hacer cumbre y cenar es lo que hay… la arista es muy entretenida, pero
dura, al menos para la paliza de días que llevamos.
Hemos subido
ya un buen trozo y parece que nos queda más que antes de empezar. Lo mejor es
no pensarlo, ya que no quedan fuerzas, se lo dejamos todo al corazón…
La subida no
es difícil, pero si un auténtico vericueto en el que hay que buscar entre los
distintos caminos, algunos con bastante patio, que si para las fotos aéreas de
los ibones son buenos, no lo son para el cansancio que llevo yo en el cuerpo.
Ya llegamos
a la cresta, en la que hay que estar atento, sobre todo para bajar.
La cima con
el Vignemale de fondo.
La Cima y el
Balaitus, que sepas que vamos a volver…
Foto de cima
con Los Infiernos, suavizando un poco el nombre, ya sabéis que yo soy republicano, pero esto es de broma. Esta montaña se merece
bien el nombre que tiene de La Gran Facha que nada tiene que ver con lo otro, y por las veces que lo he dudado y
para hacer justicia también el de una gran montaña, todo un Montañón.
A pesar del
mal día las vistas son buenas, esta con el embalse de Respomuso, el de Campo Plano,
y los ibones al pie del pico Llena Cantal y el pico Campo Plano.
Aquí los
Infiernos y el circo de Piedrafita.
En esta los
lacs de La Facha y una buena vista del glaciar rocoso de La Facha en la parte
francesa.
Desde el
collado una vista de los ibones de La Facha.
Los enormes
neveros colgantes.
El río Aguas
Limpias a la salida del embalse de Campo Plano. También el cielo estaba más limpio por aquí, incluso se asomó el sol.
Pero sólo
fue para despedirse, cuando llegábamos a Respomuso la tormenta estaba sobre
nosotros, eran las siete y media y comenzaba de nuevo a llover…
Han sido
sólo tres días, pero impresionantes…
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