martes, 5 de agosto de 2014

De Peña Ubiña a Puerta del Arco


Hacía tiempo que la arista entre Peña Ubiña y Los Fontanes me atraía como un potente imán, desde 2010 que tuve el primer contacto con ella estoy deseando recorrerla, pero siempre hay algo que se interpone en el campo magnético y lo retrasa.

Después de Pirineos, sacamos un par de días para irnos a las Ubiñas y lo primero que queríamos intentar era la arista, la verdad es que no tenemos mucha referencia sobre ella, sabemos que no es un paseo, pero somos así. Lo intentamos a ver cómo va…



Comenzamos a las nueve y cuarto con buena temperatura, que no duró mucho, antes de llegar al Collado del Ronzón ya calentaba como un día de Agosto, pero como veníamos bien entrenados íbamos ligeros a pesar del peso que llevábamos, veníamos preparados para todo. Sólo renunciamos a subir material para vivaquear, bajaremos a dormir.

La Ubiña pequeña nos mira al pasar y nos guiña un ojo… hoy no estás en el menú, pero volveremos otro día, tienes una arista bien bonita.



Desde la arista de la Ubiña una mirada a Torrebario, nuestro punto de partida.

Peña Ubiña no decepciona nunca, es una montañona impresionante, tiene un buen espinazo, por el que es un placer cabalgar a caballo entre León y Asturias, las vistas son impresionantes.

Antes de alcanzar la cumbre es inevitable una paradiña para mirar la arista que nos separa de los Fontanes, es un panorama impresionante, parece duro, pero depende de tantos factores… Desde aquí solo se ve la belleza…

La cumbre es realmente impresionante, está para nuestro gusto excesivamente amueblada, pero no seré yo quien quite nada… la verdad es que para mis sueños no estorba.

Después de comer algo nos animamos a bajar, no teníamos claro por donde y no nos gustaba ninguna canal de las que vemos desde la cumbre, escogemos esta y para abajo.

El terreno es malo, el suelo es todo piedra suelta, antes de agarrarse hay que probar un par de veces, se mueven muchas piedras, todas las canales tienen un final con salto, la verdad es que bajamos bien, pero con mucho cuidado y cambiando de canal de vez en cuando para buscar otra más segura.

Una hora nos costó llegar a este descansillo en el que puedes estar de pie tranquilo, estamos a 2200 m. buen sitio para mirar lo que nos queda y de reojo al reloj… 

Y una mirada a lo que hemos bajado, 200 m. que no parece tanto como para lo que hemos tardado, la verdad es que no hemos bajado por el mejor sitio. Vimos gente subir y nos parecía que esas canales iban en otra dirección, pero debían ser las más aconsejables.

Seguimos bajando, para evitar algún trozo poco claro tomamos algún atajo, no sin trabajo, ya se sabe cómo va esto, seguridad es igual a tiempo.

Pasamos por sitios realmente chulos, muy montañeros, en los que se progresaba bastante bien.

Y otros bien inciertos, pero quien pone los hitos, está loco jajaja… la verdad es que hay sitios con poco paso, ese, o volar y no se nos da…

Y no terminas de bajar y ya estás subiendo otra vez, la verdad es que todo el recorrido es rompedor, exigente.

Esta resquilada nos pone en el  Práu Capón 2187 m. Por lo menos ya hemos alcanzado otra cumbre de nuestra arista. Ya sólo nos faltan ocho.

Bajamos otro poco y de nuevo para arriba, a por la Puerta del Arco. Nos metimos en un fregado bueno, supongo que hay un camino mejor, pero no dimos con él, intentamos subir por una chimenea por la que ascendimos hasta 2203 m. a cinco de la cumbre según el GPS, pero no vimos forma de subir, a pesar del material que llevábamos, no vimos forma de asegurar con unas garantías mínimas, había un paso muy aéreo y todas las grietas que teníamos a mano daban pocas garantías de sujetarnos, destrepamos un poco y rapel para abajo.

De la chimenea no tengo fotos, había tanta tensión que no me acordé de la cámara.
Descendimos hacia Asturias y subimos por la canal que baja hacia Las Cinchas del Planón, por la que alcanzamos el paso de Puerta del Arco.

Desde aquí la subida es fácil y en poco tiempo alcanzamos la cumbre de Puerta del Arco. 2208 m. nuestra tercera cumbre.

Vista de La Puerta del Arco desde la cumbre.

Es curioso, algo que no había visto nunca y en menos de un mes me vuelvo a ver reflejado en la niebla... Los espíritus, espero que buenos, están conmigo.
 

Cuando bajamos al paso de La Puerta del Arco eran las cinco y veinte, así que la idea de hacer Los Castillines y llegar al Siete se empezó a desvanecer, nos quedaba demasiado y aunque no teníamos prisa, tampoco queríamos dormir en la arista. Como la puerta estaba abierta decidimos bajar.

La Arista recorrida y a la izquierda la grieta de la pasada del arco por la que bajamos, es la segunda vez que bajo por aquí, la primera baje con Pedro, y visto ahora, me parece más valiente que aquel día, es una bajada impresionante…

Al bajar alguien te mira y parece que te quiere decir algo…  compartimos el mismo medio y estará pendiente de si lo respetamos. Tranquilo, nos gustan estas praderas tanto como a ti, tenemos la suerte de compartir el paraíso…

Bajamos tranquilos, sin prisa, disfrutando de las tierras acogedoras de Babia, nos encaminamos al comienzo de la ruta del día siguiente, cenamos mientras la niebla se ponía juguetona y bajo el cielo tranquilo de Asturias pasamos la noche…


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