lunes, 7 de junio de 2021

El Estany de San Mauricio

Siempre se ha dicho, al que madruga… Llegué muy temprano al aparcamiento y me recibieron tres gamos que estaban aprovechando el rato que no estamos para disfrutarlo también ellos.

Cuando me vieron decidieron que se había terminado el recreo y se metieron para el bosque.

Me había propuesto una ruta tranquila, pero tampoco hacía falta que me pusieran pasarelas... Es un tramo accesible que me parece genial para que todos podamos disfrutar de estos bosques.

Cuando se me acaba la autopista cruzo el río y remonto a una de las pocas zonas abiertas del recorrido.

Enseguida me vuelvo a perder por este bosque de abetos, pinos negros y pinos silvestres que es una autentica pasada.

Ahí está el padre, un abeto que estará muy cerca de alcanzar los cuarenta metros.

No es muy gordo como suele pasar con robles y hayas, no tiene mucho más de metro y medio de diámetro, pero el tío es una vela impresionante.

Continúo mi paseo disfrutando de la promiscuidad vegetal que reina en este bosque, no queda espacio libre.

Y entretenido en la placida conversación con los árboles llegué a la ermita de San Mauricio, que además, tiene una buena fuente.

Me incorporo con tristeza al tramo de autopista que usan para subir a los turistas en taxi, muchas regulaciones y luego la cagan por dinero. hay la pela...

Desde la ermita Els Encantats empiezan a mostrar su cara más reconocible.

Y alcanzo el estany de San Mauricio, estany glaciar en origen y hoy embalse me supongo que para controlar avenidas.

Yo prefiero verle de medio lado, en una vista mucho más natural.

Incluso desde atrás, que con Els Encantats, la presa casi ni se ve.

Continuo mi paseo ascendiendo y disfrutando del bosque, en las zonas donde se abre un poco y entra la luz prosperan los abedules y algunos servales.

La tranquilidad del bosque se convierte en estrépito y se dejan de escuchar los pájaros, sólo se la escucha a ella, la cascada del Ranero, que se tira desde las alturas y aplaca su furia saltando de piedra en piedra.

En su base siempre llueve y cuando sale el sol juega con las gotitas y a pintar el aire.

Els Encantad, el pequeño a la izquierda y el grande a la derecha, toman el nombre de las dos agujas que hay en la brecha entre los dos. Dice la leyenda que dos cazadores de sarrios se rieron de los romeros que subían a la ermita de San Mauricio y fueron convertidos en piedra.

Más arriba vuelvo a cruzar el torrente que ya se precipita con prisa hacia la cascada.

Para encontrármelo al poco sumido en la placida tranquilidad del entany del Ranero.

Este sí que es un estany natural que desborda belleza por los cuatro costados, no es el único, este parque nacional está sembrado, pero este rincón es muy chulo.

Continué subiendo hasta el mirador para disfrutar del estany de San Mauricio a vista de pájaro y gana bastante.

El mirador está a 2200 m. y me permite ver las Agulles de d´Amiges, el Pic d´Amiges y el Bassiero.

Al Jubilado con Els Encantats, la Roca de l´estany y el Pic del Feixanc.

Continúe un rato en dirección el refugio d´Amiges y me encontré con esta formación entre arroyo y estany que me dejó maravillado.

Está formado por muchas islas y en cada una un pino enano que a duras penas consigue sobrevivir a estas alturas.

Para mí ya siempre será el estany de los bonsáis.

Lo siguiente era llegar a un refugio, así que decidí ir bajando con el agua y disfruté de cómo las aguas bravas se serenan para entrar en el estany sin hacer ruido, totalmente mansas.

Esta placidez me animo a comer el bocata y como buen jubilado hacer un buen rato el gandul, el que tenga prisa que corra.

Este buen amigo se unió a la fiesta y se puso como nuevo a pan, las sardinas no se las deje probar, pero comió un trozo de plátano de postre, vamos, que sabe latín.

Cuando empezó a apretar el calor decidí que era hora de bajar y me dejé llevar.

A pesar de que sabía que la bajada era muy brusca, siempre me han gustado las buenas sensaciones…

La mirada no dejó de controlarles, se sube por el corredor que hay entre los dos y el grande es más fácil que el pequeño, y… habrá que darles más vueltas.

La verdad es que son impresionantes. Son el emblema del parque y no cabe duda que se lo tienen merecido.

No sólo hay árboles y piedras, también orquídeas preciosas.

Y escarabajos tuneados como este crisomélido, el escarabajo de la menta.


1 comentario:

  1. Sencillamente espectacular,que maravilla de paisaje, todo,vamos que me quedaria alli una eternidad.
    Pura envidia me recorre por el cuerpo.

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