La ferrata del Ventano del Diablo está en Villalba de la Sierra, provincia de Cuenca, es una ferrata de acceso restringido y de pago, para evitar la masificación. En algunas ocasiones me parece excesivo, pero en este caso me parece razonable y la organización es impecable.
El primer tramo es una travesía de unos 500 m. que discurre por el estrecho del río Júcar con una dificultad de K3 lo que la hace accesible a mucha gente.
Nada más empezar el recorrido ya te tiene atrapado por su belleza, vamos caminando sobre el Júcar.
Al principio hay un tramo equipado con cadenas que viene fenomenal para calentar los brazos.
Enseguida llegamos a una tirolina de 26 m. que llevando cada uno su polea se puede hacer sin asegurar, pero no la hicimos porque había dos grupos esperando.
Por debajo hay una travesía que la salva y cogimos el camino más rápido.
Cada recodo que vuelves te sorprende, el recorrido es un juego para nosotros y para los sentidos.
Llegando al estrecho nos propone descender hacia el agua.
Y como no había más opciones, decidimos bajar.
Para volvernos a sorprender por el recorrido.
Del que fuimos disfrutando como críos.
Que ganas dan de soltarse y saltar…
Pero no lo hicimos, para no perdernos las sensaciones que nos quedaban.
Y seguir disfrutando de este desfiladero tan maravilloso.
Que lujo poder caminar por estas paredes, sobre esta impresionante cascada del Júcar.
Al final de la pared se termina la K3, la verdad es que sabe a poco, porque es tan bonito que da pena que se termine.
Pero para los más intrépidos comienza el tramo de K4 que sube 80 m. hasta el mirador del Ventano del Diablo.
El nuevo tramo aumenta un poco el factor físico y el sicológico, pero tampoco demasiado.
Satisface las sensaciones que buscamos en una ferrata.
El Júcar se va quedando ahí abajo.
Alguna arista para recortar silueta.
Un puente tibetano de 20 m. y muy estable, casi demasiado.
Luego seguimos ganando altura.
Por tramos bastante verticales, pero que no impresionan.
Eso sí, del esfuerzo no te libra nadie.
Aunque para ser una K4 nos ha parecido algo suave, había terreno para mucho más.
Este tramo suaviza mucho, pero está justificado.
Nos lleva a este ventano, que no es el del diablo, pero tiene casi las mismas vistas y sin tanta gente.
De él salimos por este otro puente tibetano de 15 m.
Que nos lleva a otra arista incierta.
Que se supera sin mayores dificultades.
Para seguir remontando por otra pared bastante vertical.
Y pasar el único tramo un pelín extrapolado de toda la ferrata.
Que nos deja en la arista de la cima del Ventano del Diablo.
Una mirada a los que suben por la ferrata.
Y al mirador del Ventano del Diablo.
En el que posamos con todas las medidas de seguridad que el momento aconseja.
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