Volver a Gredos a fundirse de nuevo con el granito, el agua, la
nieve… a perderse en sus inmensidades… es siempre un verdadero placer.
Salimos por el camino real, pero a la altura del pluviómetro lo abandonamos
y tomamos la senda del puerto de Candeleda.
Esta tampoco es la nuestra hoy, nos vamos acercando al arroyo de
Prao Puerto y con la mirada vamos buscando por donde cruzarlo.
El primer valle que se abre a nuestra izquierda, un valle amplio que
nos lleva a un collado muy poco pronunciado es nuestro primer objetivo.
Este valle nos sube hasta 2116 m desde donde ya
vemos el término municipal de Arenas de San Pedro y gran parte de la ruta que
nos queda, los altos de Los Campanarios, los Riscos de Pelucas y Las Molederas
que nos tapan la cumbre de La Mira.
Nuestra ruta continua bordeando estas cumbres, siempre en una
ascensión progresiva, pero poco exigente, la poca nieve que queda está blanda y
no dificulta la marcha.
Esta resulta muy amena al caminar siempre entre los riscos y
sus caprichosas formaciones.
Una vez superadas Las Molederas nos encontramos con la explanada de
Los Pelaos que tenemos que remontar ya con las nubes como compañeras.
En algunos momentos parecía que se había terminado el buen día, las
nubes lo cubrían todo y nos dejaban a solas con el viento y el frío.
Pero sólo querían jugar y lo mismo que venían se iban y al llegar
arriba nos dejaron ver la cumbre de La Mira, ya no nos queda nada.
Bueno algo sí que queda, pero con la cumbre tan cerca se sube sin
darse cuenta.
Cuando alcanzas la cumbre a 2343 m te sorprende esta construcción, son
los restos de un antiguo torreón que se usaba como telégrafo óptico.
Las escaleras nos sirven esta vez para posar orgullosos.
En los campos de Castilla mueve el viento a las rojas amapolas y
baila con ellas bamboleándose con ternura, aquí en las montañas, el fuerte
viento te lanza las nubes y te arrebata el paisaje, para abrirte luego una
ventana y regalarte el paraíso.
Esta zona es realmente bonita, después de disfrutar de la cumbre nos
dejamos caer en dirección noreste a la zona conocida como el mirador de los
Galayos.
Magnífico espectáculo es contemplar los Galayos desde este mirador
natural.
Y hacerse una foto aquí con el Gran Galayo a mi diestra, con uno de
mis sueños de fondo. Queda poco para que nos encontremos, siempre que miro así
una montaña, empieza un plan.
Desde el mirador, en dirección norte, nos encaminamos hacia la
fuente y las ruinas del viejo refugio de Los Pelaos.
Desde aquí ya de vuelta a desandar todo lo andado. En las
inmediaciones de la caseta de pastores de la vaguada del Humbrazo nos
encontramos a las ausentes durante todo el día. No podían faltar a nuestra
cita.
De nuevo cruzamos el arroyo de Prao Puerto.
Y en lo que descendíamos el camino empedrado para los reyes,
nosotros fuimos envolviendo nuestros sueños para guardarlos.
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