sábado, 5 de noviembre de 2022

Ferrata de Valdetorno en Sabero

Con lo largo que ha sido este verano no hemos encontrado una fecha para pasarnos por Olleros de Sabero a disfrutar de su nueva ferrata, pero ya tocaba. El fío y  la niebla no nos iban a desanimar. 

Remontada la dura rampa de hormigón que supera el desnivel de la escombrera de la mina, posaron en su explanada que da gusto ver cómo se va regenerando. La niebla al verlas tan decididas ya comenzó a retirarse.

Desde aquí a la pared aun nos queda una buena subida que estaba bastante helada y poco señalizada, hay algunos hitos pero resultan escasos.

Cerca de la pared aparece un cable que nos ayuda a superar la parte final que con el desnivel y la humedad resbalaba mucho.

Y ya no hay más que pensar, estamos delante de una pared de unos cincuenta metros y todos sabemos que es para arriba.

Venían decididas a darlo todo y se pidieron ir de primeras.

Bastante arriba hay una travesía a la derecha para alcanzar la arista por otro punto. Hay algunos pasos que se progresa por la piedra y le dan mucho ambiente sin ser difíciles, a mi me devolvieron la segunda posición. 

Cuando alcanzamos la arista nos recibe un sol que se agradece. Desde aquí hacia la derecha sale el tramo de la Variante del Triángulo que ampliará la ferrata al menos en otra hora, con más puentes, pero aún está en obras y cerrada al público.

En lo que entrábamos en calor Soraya ya se había pasado una travesía y el primer puente, está claro que viene a darlo todo.

Este primero es una cadena y un cable como pasamanos, es corto y se pasa muy bien.

Luego toca descender y aquí sí que se nota que algunos pasos están algo lejos, al menos para ellas, aunque por otra parte se puede agradecer que no haya demasiado hierro.

Una pequeña repisa nos sirve de descanso en esta travesía.

Pero lo fácil dura poco y otra vez para arriba.

Abajo la helada y los colores del otoño forman el mosaico que nos acompaña durante todo el recorrido.

Soraya encaramada en una piedra, parece el fin del mundo, pero más abajo hay una cadena que no se ve y la sacará de ahí.

Merche haciendo cola con Olleros de Sabero de fondo.

El  puente mirando para atrás y el espectacular recorrido que vamos siguiendo.

Desde aquí vamos un buen rato por la arista, más aérea de lo que parece en las fotos, pero sin ponernos en aprietos en ningún momento.

Al cabo de un rato aparece el puente tibetano de 110 m. y parece que ya hemos llegado.

Pero la vía no va hacia el puente, se va a nuestra izquierda. Yo aprovecho que Soraya ha parado para hacerme una foto con ella, no espera a nadie…

Nos encontramos otra bajada que desde arriba se ve incierta.

Y por la cara de Merche lo debe de ser, termina en otra repisa en la que se puede respirar tranquilo.

Por esta repisa entramos en una cueva, da la sensación de que estamos en casa.

Pero la salida de casa es por el tejado, una grieta muy estrecha, con apoyos al principio y luego sólo la piedra, tan estrecha que se pasa mal. Yo llevaba una mochila no muy grande para llevar una cuerda por si hace falta y las pasé canutas. Mejor quitársela y atarla a un cordino.

La salida desde arriba es como un regalo, ya hemos pasado…

Desde aquí una subida fácil nos lleva al puente tibetano.

¿Que si está inclinado?  Sí, un poco. Tiene los tirantes lejos y oscila hacia los lados, con lo estrecho que es da algo de impresión, pero a pesar de su largura menos que el de La Hermida.

La verdad es que es bien largo y visto así parece bajo, pero desde el se ve distinto.

Luego volvemos a subir a la arista.

Para pasar un puente de juguete.

Que nos acerca a una travesía muy chula.

Y a otro puente de cables, este más largo.

Este se mueve más que el largo, pero da menos impresión.

Después hay otro con dos cables, también se mueve lo suyo. Soraya parece que viene, pero es sólo para la foto.

La verdad es que el sitio es guapo y está muy bien aprovechado.


El descenso lo hicimos por debajo del puente tibetano para ver si tiene altura, algunos dicen que tiene poca, pero a mí me sobra con la que tiene.

El descenso está bien definido y en lo más pindio hay una cuerda para agarrarse. Nosotros hemos sufrido un poco pero por estar mojado, en seco es un paseo.

La felicidad de otra K4 superada, yo me siento orgulloso del equipo que llevaba. Y aún estaba por descubrir el restaurante de Rosario en Sabero donde cominos genial y nos trataron aún mejor. Cuando terminen la Variante del Triangulo volveremos.


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