Tan contentos porque al fin estaba nevando
nos fuimos al Valdecebollas, pensábamos dejar los coches en La Collada, pero
las cosas se fueron complicando con la nieve y nos tocó darnos la vuelta y
dejarles en el refugio de La Cubilla.
La diferencia tampoco es mucha, no llega a
dos kilómetros que nos sirven de calentamiento, hacía un frío del carajo… y
peleando por subir en coche nos habíamos quedado helados.