sábado, 30 de enero de 2016

Hoya Contina

En Cardaño de Arriba en el mes de enero lo normal es que haya nieve, el año pasado era mucha la nieve que había…

Este, era exagerado lo bueno que hacía, la nieve está muy arriba, pero subiremos a buscarla.


El arroyo de Las Lomas baja bien de agua, la poca nieve que está cayendo se deshace en esta prematura primavera. Los abedules están preciosos.

Remontamos la cascada del Ves en el arroyo Hornaz.

Un poco más arriba lo cruzamos.

Y empezamos a remontar los puertos de Hornaz, ya superados los 1600 metros, la nieve empieza a dejarse querer.

A la altura del pozo de Hoya Contina paramos a comer el bocata, en la arista esperábamos viento y fresco.

Después de repostar le metimos mano al último apretón hasta la arista, ya por encima de los 2000 metros.

Desde esta altura ya tenemos muy buenas vistas, el pico Lezna y de fondo la sierra de Pañalabra.

La sierra de Peña Sagra con su Cornón.

Todo el cordal desde Peña Prieta hasta Peñas Malas.

Y la cima de Hoya Contina, que por la norte si está vestida de invierno.

Nos abrigamos un poquito y progresamos por la arista.

En algún momento el sol nos amenazó con salir.

Según avanzamos por la arista, la vista del Espigüete y el pico Murcia son cautivadoras.

En la ante cima, antes de descender para el ataque final, ya se saborea el éxito.

La escasez de nieve en la parte sur hizo que la subida fuera más tensa, terreno mixto con piedra, hielo y nieve.

Pero una vez alcanzada la arista…

Somos los reyes del cielo.

Posamos con La Curruquilla y el Curavacas de telón de fondo.

Y para que no se enfade, también con el Espigüete.

Las vistas eran maravillosas, para quedarse un buen rato, pero hacía mucho viento y el frío nos aconsejó bajar.

Una vez pasada la arista…

Miramos hacia Las Canchas de Ojeda, lo que nos queda... con este vendaval.

Aquí el viento se encarga de acumular nieve.

Es un buen ventisquero, ya cerca de Las Canchas nos costaba mantener el equilibrio.

Pasaba la nieve como una lija por la cara.

Pero la montaña lo compensa todo y nosotros se lo perdonamos, llegando a la arista de las Canchas aparece el Espigüete y se te olvida el frío.

Y si miras para atrás, ves Hoya Contina, la Curruquilla y el Curavacas.

Descendimos un poco por una pedrera infernal para protegernos del viento y con esta vista montamos el comedor, un poco fresco, pero muy recomendable.

Luego descendimos por entre las escobas, en las que los ciervos nos han abierto buenos pasos, hasta una arista que baja derecha a esta vieja majada sobre Cardaño.

En Cardaño de Arriba en el mes de enero lo normal es que haya nieve, pero este invierno hay flores. Como dice Joaquín Sabina "más raro fue aquel verano, que no dejó de nevar"
Disfrutemos de los regalos de la naturaleza.

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