Dejamos nuestros coches en una vieja cantera entre Santa Olaja
y Ocejo de la Peña, un poco más adelante sale a nuestra izquierda un camino por
el que abandonamos el valle del rio Duerma.
Con un fuerte desnivel nos metemos en un bosque mediterráneo
de encinas y quejigos que nos arropa para protegernos del frío de la mañana.
Cuando alcanzamos las praderas el sol y el calentón de la
fuerte subida ya nos han puesto el cuerpo a tono y no tenemos ni gota de frió.
Se pueden atravesar las praderas hasta el Collado Genciana y
en el girar a la izquierda para acometer la subida.
Nosotros decidimos subir por la ladera de Peña Quebrada.
Para recorrer toda la arista hacia el Pico Moro teniendo
vistas a los dos valles.
A medida que ganamos altura, vamos viendo la inmensidad y la
belleza de estos valles tan poco frecuentados, que son auténticos monasterios
de paz y soledad.
La subida al pico Moro es bastante cómoda, le vamos rodeando
por su izquierda.
Hasta que en un punto se nos termina el camino.
Ya sólo nos queda tirar para arriba por una chimenea en la
que hay que trepar un poco.
No tiene pasos complicados y se supera bien, le da un
puntito de interesante.
Y luego continuamos por una canal ya más fácil de progresar.
Para alcanzar una cumbre de las que llamamos humildes, pero
muy interesante.
El descenso se hace por la arista hacia la cumbre Norte y
por una canal que baja a nuestra derecha.
Algunos ya llevamos un rato mirando la cumbre Norte del pico
Moro.
Y ya que estábamos aquí arriba no queríamos bajar sin
hacerla una visita.
Es una arista realmente entretenida de recorrer.
En la que se pone a prueba el sentido del equilibrio.
Si no da miedo la altura se pasa bastante bien, pero no se
puede decir que es fácil.
Otra cumbre humilde, pero con un fuerte sabor a grande…
En el descenso recordamos algunos tramos de ferratas que hemos
hecho, pero este sin cable de vida.
Alguna trepadina bastante aérea, que con la piedra seca no
da mala sensación.
Hubo ganas hasta de hacer posturitas…
Luego nos volvimos a juntar para descender por la canal.
Cuando nos separamos del pico Moro, aparece nuestro próximo objetivo,
el pico Cerroso.
Dejamos atrás el collado de Agrovejo y comenzamos a ganar de
nuevo altura.
La subida al pico Cerroso es más sencilla, pero tiene un
desnivel muy exigente.
Detrás tenemos alineadas a las humildes pero preciosas, peña
Rionda. Pico Moro y peña Quebrada.
Y en la cima nosotros tan contentos. Paramos a comer y a disfrutar de este día de noviembre que nos hubiera gustado blanco, pero fue de calor.
El descenso lo hacemos por el collado del Busto en dirección
a la vieja mina de la majada Arada.
Pero a media ladera tomamos un colladin a la derecha hacia
el arroyo de La Fuente de la Teja.
Para descender campo a través en dirección a Ocejo de la
Peña.
Que nos aparece de repente en el fondo del valle.
Ya sólo nos quedaba bajar este otro paredón.
Para en el fondo del valle coger el camino que nos lleva al
pueblo.
En Ocejo hace de puerta el otoño, el viento hace música con
las hojas, el resto es todo silencio…
Para volver a la vieja cantera a por los coches caminamos
por la carretera.
Muy lograda la cronica de las tres cumbres
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