sábado, 28 de abril de 2018

Cordal de los Cabezos

La sierra del Cabezo se encuentra en la zona más oriental de Gredos, sobre las localidades Abulenses de de Serranillos y Mijares, está formada por un cordal granítico que supera en todo su recorrido los dos mil metros de altitud.

Partimos de Serranillos por una pista que remonta la garganta del puerto de Pedro Bernardo, al otro lado de Serranillos cierra el valle la sierra de La Paramera.


Ya bastante arriba, abandonamos la garganta y nos dirigimos campo a través hacia el puerto de Lagarejo.

Abajo vamos dejando la tranquilidad del valle para someternos a las torturas de la niebla y el viento que recorren las cumbres.

En la arista hacia la cumbre parecía haberse desvanecido la primavera.

Apenas superados los dos mil metros alcanzamos la primera cumbre del día, El Risco de Miravalles.

Continuamos ascendiendo, ya siempre por granito, hasta los llanos del Cabezo.

A pesar de la altura, esta sierra está muy abierta al sur y conserva poca nieve.

A medida que nos acercamos a la zona más alta se pone el terreno más agreste.

Sobre los dos mil cien metros alcanzamos este mirador que alguien se atrevió a llamar del Tibet…

Del Tibet apenas tiene algún colorín, pero nos brinda una bonita vista de Serranillos que está al abrigo del viento novecientos metros más abajo.

Desde el mirador enseguida alcanzamos el Cerro del Cabezo, o Cabezo de los Gavilanes.

En la cumbre posamos con el gavilán e incluso planeamos un poco con él.

El descenso del Cabezo es la zona más complicada del cordal, pero en ningún caso es difícil.

Descendiendo hacia el collado de los Niños por la ladera norte encontramos neveros más grandes.

Estas aristas de granito engañan un poco, parecen más complicadas de lo que son, pero tiene muy buen agarre y dan mucha seguridad.

Al avanzar nos íbamos encontrando las cumbres y perdíamos de vista las recorridas.

Esperando al resto del Grupo en el Cerro del Tambor.

A pesar de la niebla ha sido una travesía muy bonita, el terreno en continuo sube y baja es entretenido y no tiene desniveles que penalicen mucho.

Avanzamos continuamente sorteando obstáculos.

Entre la niebla coronamos el Cabezo, o Cabezo de Miravalles. 

La niebla se congelaba en las escobas.

En el valle estaba asentado el sol, en las cumbres la niebla, entre estos mil metros de diferencia estaban el invierno y la primavera.

Dejamos atrás el alto de La Centenera y sin llegar a Cabeza Santa comenzamos el descenso.

Para bajar nos hicimos un campo a través, no exento de alguna escoba y con unas cuantas tapias que saltar.

A ratos la niebla nos dejó ver el cordal que habíamos recorrido.

Otras veces el dueño del aren nos lo quiso poner complicado.

Cuando llegamos al valle comprobamos que era primavera, el inviernos había sido como un sueño.

De vuelta a Serranillos disfrutamos del placer de caminar por estos valles.

1 comentario:

  1. Estupenda entrada Goyo. Bonita y parece que entretenida actividad, me la apunto para hacerla en un futuro, creo que, muy próximo.
    Un abrazo y felicidades por la ruta y el reportaje.
    Un abrazo. Susi y Pedro.

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