Hacía mucho tiempo que quería ver al Siegalavá de frente,
así es como empiezan los sueños, mirándose a los ojos.
Esta vez nos animamos un buen grupo a pasar el Negrón y
subir a Tuiza de Arriba para comprobar que tampoco está tan lejos y hay muchas
montañas que subir en estos valles maravillosos.
Desde el mismo aparcamiento en lo que nos poníamos las botas
quedamos con La Almagrera, La Mesa y La Tesa para otro día. Menudo cordal
bonito.
Este terreno no te da tregua, desde el aparcamiento todo es
duro, aunque yo prefiero esto a las largas aproximaciones.
En poco tiempo, aunque con un buen calentón llegamos a este
portillo que nos cambia el paisaje del verde a la caliza.
A esta altura, sobre los 1800 m. empezamos a encontrarnos algún
nevero.
Enseguida alcanzamos el collado de El Bocarón, desde el que
empezamos a subir a Peña Chana.
La subida es corta pero intensa, sólo 180 m. de desnivel,
pero todo tieso.
Lo mejor de la cumbre fue poder ver de cerca el
Siegalavá, que se medio escondía entre la niebla, como si no le hubiera visto…
En el descenso disfrutamos de las vistas de Vega La Cosa.
Para encaminarnos de nuevo al collado de El Bocarón.
Enseguida nos encontramos otra vez subiendo, ahora con el
Fariñentu en el punto de mira.
Las praderas a 1900 m. antes de empezar la subida están
repletas de narcisos, apenas se retira la nieve, sale el sol y se produce de
golpe esta explosión de color que no deja de maravillarme.
En el fondo del valle la niebla quería esconder a Tuiza.
Los Castillines, El Siete, Los Fontanes, hoy había que
soñarlos, porque no llegamos a verlos.
El Grupo disfrutando en la cumbre de ese momento para la
posteridad.
El Fariñentu por la cara Oeste tiene una caída impresionante.
Todo el cordal hacia el Prau del Albo es una preciosidad,
habrá que venir otro día a recorrerlo, hoy la nieve lo hacía poco aconsejable.
Jugamos un rato a equilibristas…
Y llegando a los neveros decidimos descender por el valle
Corrales.
La zona del Pie Ferreru tiene mucha nieve, la pena es que
está muy blanda.
Después de comer el bocata, nos acercamos a una cueva que se
ve a la derecha.
Para poco más que hacernos una foto, es un hueco pequeño,
eso sí, con salida al otro lado. "El pasaje Corrales"
Luego volvimos al placer de caminar por estos valles en
primavera.
El arroyo que baja del Meicin es todo un alboroto, la
fuerte pendiente y la cantidad de agua lo convierten en un río de espuma que se
pinta de plata sobre el verde del valle.
Algún coprinus para alegrar los paladares más exigentes.
Y de repente aparece Tuiza como por arte de magia, es lo que
tiene ser pintoresco.
Estupendo dia para una ruta fabulosa subiendo desde el principio. Y la de picos que quedan por subir en la zona. La narración y las fotos también muy buenas, como siempre. Saludos. Jorge V.
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