Tras un buen chocolate con churros en La Granja, comenzamos nuestra ruta en el aparcamiento del puerto de
Navacerrada, justo detrás de las instalaciones del telesilla sale una pista de
tierra, la Senda de las Cabrillas, por la que muy pronto contactamos con la
niebla.
En el collado de la Sierra de las Cabrillas dejamos el
camino que baja a La Barranca y cogemos la arista para hacer la ruta más
entretenida.
Entre la niebla fuimos recortando la silueta del Risco de
los Emburriaderos con la pena de no poder ver el paisaje.
Y buscando pasos hasta llegar al Collado de los
Emburriaderos.
En el collado cruzamos la pista de La Barranca y tomamos un
sendero que nos mete en el bosque para disfrutar del otoño.
Y de estos maravillosos pinares que nos llaman mucho la
atención en contraposición a los bosques del Norte.
Cruzamos uno de los muchos arroyos que forman el río
Navacerrada.
Jugamos como niños en el parque de la naturaleza.
Y así entretenidos llegamos hasta el embalse del Ejército
del Aire en el río Navacerrada, ya en La Barranca.
Después de comernos el bocata, cruzamos sobre la presa.
Y comenzamos a remonta por el arroyo de La Maliciosa.
Tras un buen trecho de bosque salimos a campo abierto, la
niebla seguía tapándonos las vistas.
Los matorrales dieron paso a los bloques de granito.
Y lo muy inclinado a lo pindio de verdad.
Cuando llegábamos Al Peñotillo se abrió un poco la niebla y
nos permitió ver al fondo la cumbre.
Nos topamos con un harén cabruno y el macho nos hizo una exhibición
de cómo olfatea a las hembras a ver si alguna está en celo.
En la cumbre mientras comíamos con las cabras se volvió a
cerrar la niebla.
En la foto de cumbre el frío y el viento no salen, pero ya estaban muy presentes.
A toda prisa enfilamos hacia la Bola del Mundo para
descender de nuevo al puerto de Navacerrada. Ya no recordaba cómo pega el
viento por estas cumbres y por el Ventisquero de la Estrada. Cuando llegábamos
se puso a llover, hemos librado por los pelos.
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