Otra vez en Maraña, parece que estamos enamorados, y no sé
yo… esta vez era temprano, no habían
dado las siete, pero la empresa pedía eso e incluso más, pero nos faltaban
horas…
Como teníamos prisa subimos por el Canalizo y no sé si
ganamos tiempo, pero nos dimos un calentón que quizás luego nos sobrara. El sol
empezaba a colarse por el valle y nosotros ya teníamos unas vistas
espectaculares.
La luna seguía de palique con el pico de La Cruz, no me extraña,
yo desde que le conocí estoy como tonto por él.
Pero hoy no estamos para muchas poesías…
Nuestra mirada es sólo para el collado que nos da paso al
valle de Valverde.
Estábamos deseando llegar para comer algo y dibujar sobre la
cara norte una línea imaginaria del corredor central.
Sin perder mucho tiempo descendimos hasta la base de La
Polinosa y sacamos los trastos de las mochilas.
Las escorrentías nos hacen temer que faltará bastante nieve,
pero ya no hay alternativa, se acaba el invierno el 2 de Mayo.
“Como dice Dani” nos colgamos todos los cacharros y al lío.
R0, preparados listos, yaaaa…
En el primer resalte casi no queda nieve, pero la que hay
está genial, en algo si hemos acertado.
En el segundo largo pillamos bastante nieve, poniendo mucha
intención por nuestra parte…
Contraste. Me encanta encontrarme con estos viejos pitones,
me recuerdan a cuando jugábamos a imitar a Gastón Rebuffat en las peñas de
Espinosa.
En el tercer largo también había nieve.
El cuarto fue como una tortura, daban ganas de quitarse los
crampones.
El quinto empieza bien, pero nos lleva al segundo resalte
que está en mixto, tirando a pelado.
Por la derecha tenemos este espectáculo, algún día habrá que
intentarlo.
En el sexto largo salimos a la cuenca superior del corredor,
aquí ya pega el sol, pero la nieve lo cubre todo y sigue estando genial.
Menos mal, por encima las cornisas de nieve son amenazadoras
y estamos justo debajo.
Para las fotos son geniales…
Esta parte sólo tiene 45º y con la nieve en buenas
condiciones se hace muy bien.
Aquí ya el mayor enemigo era yo mismo, tenía los gemelos
echando humo.
Me crucé con Dani y ni paré en la reunión, estaba deseando
llegar.
Por hacer cumbre, pero sobre todo por pisar en plano, se me ha
hecho largo.
Sin relajarme monté otra reunión en la cima, esta zona
invita a bajar la atención, pero es muy peligrosa.
Un resbalón tonto y bajas los 350 metros, con lo que nos ha
costado subir…
No hay que escatimar nada en seguridad, para poder derrochar
en felicidad, nos dolían las piernas, pero estábamos pletóricos.
Parada técnica para comer, para recoger los cacharros, para
recuperarse, para disfrutar y como el reloj no se para, emprendimos el
descenso.
Descendimos hasta el collado del Cervunal.
Y desde este remontamos al collado de Valverde.
Aquí la cantidad de nieve sigue siendo impresionante, pero
ya está blanda y nos tiramos a derecho.
El Mampodre en estado puro, dejando a la derecha el pico del
Mediodía.
Obligatoria como siempre la mirada atrás.
Y tirando de zoom se dibujan sobre el pico del Mediodía
nuevos sueños.
Llegando a Maraña en la foto sólo se ve el verde, pero yo me
traje el olor a la hierba cuando empieza a crecer en primavera…
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