Desde el lunes al mediodía estamos en Chamonix, no pasan las
horas, las mariposas de Valladolid se han convertido en pájaros, son la ocho de
la mañana del martes en San Gervais-Le Fayet y parece que va a empezar la
aventura. Esperamos al Tramway du Mont-Blanc que nos suavice un poco la subida.
Hemos subido desde 584 m. a 2372 m. estamos en el Nid d-Aigle,
un lugar pintoresco, aparece el tren por la boca de un túnel y se termina la
vía, es como si se abriera de repente la ventana de nuestro sueño y ya no quedara
más, que soñar…
El primer calentón nos lleva hasta el collado donde se
encuentra la cabaña forestal de Rognes a 2768 m. otro día hubiera parecida
bastante, pero hoy era el aperitivo.
Una vez alcanzado el collado lo cruzamos sin perder altura,
dejando a nuestra izquierda el glaciar de Griaz. Con la mirada puesta en la
arista que sube a la izquierda del collado que tiene nieve.
La arista tiene un desnivel importante, con algún paso algo
expuesto, pero muy bien equipado, para los días que se encuentra cubierto de
hielo, que a esta altura no serán pocos.
Alcanzamos el glaciar de Tete Rousse a 3132 m. y por primera
vez vemos de cerca la Aiguille du Gouter, en la que se ve el refugio donde
tendremos que dormir.
A nuestra derecha dejaremos el refugio de Tete Rousse, con
el glaciar del Bionnasay como telón de fondo.
Desde aquí ya todos con arnés y crampones, los que van con guía
todos encordados, nosotros nos resistimos a encordarnos tan pronto. En el
centro se ve el Grd Couloir, el corredor sobre el paso de “la Bolera”
El paso de “la bolera” no es complicado en sí, la
complicación viene de lo frecuente que es la caída de piedras y del tamaño de
estas, damos fe, pues las vimos caer. Hay un cable de acero para pasar un
mosquetón con la cuerda de ensamble para asegurarlo.
Nosotros para este paso usamos la cuerda, pero al otro lado
la recogimos para remontar más ágiles por la arista de Les Rochers Rouges.
Por si la arista tenía poca emoción, a esta altura se puso a
nevar y la temperatura bajó mucho, parecía que había empezado el invierno de
repente.
Los pasos más complicados están equipados con cables de
acero, a los que puedes asegurarte.
La arista tiene caídas por todas partes, poro se camina bien
por ella y andando tranquilo no presenta grandes dificultades. Abajo el glaciar
de Tete Rousse, el refugio y la zona de acampada.
La parte final es la más vertical, por la que se alcanza el
refugio antiguo, pero también es la más equipada y se sube muy seguro.
La arista termina en la pasarela del refugio antiguo y por detrás
se accede al nevero que nos conduce a la arista del Aiguille du Gouter.
En la arista entre la niebla y la nieve, se nos hacía de
noche, si no hay huella no nos atrevemos a caminar.
Abajo el glaciar de Taconnaz nos enseñaba la boca abierta.
Divisar el refugio fue un alivio, la subida ha sido dura y
el tiempo se estaba poniendo peor, estamos en casa, de momento…
Del refugio de Gouter había leído muchas cosas, pero para mí
es el mejor refugio en el que he estado, pura tecnología y muy buena
organización. El agua está racionada, pero es normal, estamos en un bloque de
hielo, la única pega para mi es la comida, por lo que se paga se echan en falta
unas lentejas como las de Collado Jermoso.
La cena es a las 18:30, el desayuno a las 2:00, es lo que se
necesita. Nos vamos a la cama a las 19:30, aunque nos cuesta dormirnos. Desde
el dormitorio se ve así la arista por la que hemos subido.
El miércoles a las 2:50 nos ponemos en camino, no se ve
nada, estamos a 8º bajo cero, pero el viento de momento no nos castiga. La
nieve que cayó el martes no ha estropeado la huella, esto promete.
Hasta el Dome de Gouter a 4304 m. vamos totalmente de noche,
sólo salen en las fotos gusanos de luz de las cordadas que nos preceden, desde
aquí se abre el cajón de los sueños.
Llegando al refugio Vallot el día ya quiere nacer y nos
regala esta silueta del Mont Maudit.
Y por fin el momento deseado, el sol se asoma sobre el
horizonte, a la vez se va levantando aire y bajan mucho las temperaturas.
Mientras pasamos la arista de los Bosses, tiñe lo que nos
queda del color de los mejores sueños, y se juntan todas las sensaciones, lo
maravilloso y lo duro, que hacen grandioso a este deporte.
Dani en la cima del Petite Bosse a 4547 m.
A primera vista parece que todo es muy suave, pero se pasa
por sitios espectaculares.
Aquí se aprecia bien la rimaya que tenemos que superar a
4600 m.
Impresionante vista del Dome de Gouter, la arista de los
Bosses y la subida sobre los cortados del glaciar.
Aproximándonos a la rimaya con el Aiguille du Midi en el
centro.
Superando la rimaya empezamos a notar el cansancio, ya los
esfuerzos se pagaban.
En la arista hacia la cumbre, midiendo los pasos, apretando
la prudencia…
Eran las 7:30 cuando alcanzábamos el sueño, la cumbre del
Mont-Blanc 4810 m. con la atenta mirada del sol, con un gran amasijo de
sensaciones, con más cansancio del que nos imaginábamos…
Todas las cumbres son maravillosas, pero cuando realmente
cuesta conseguirlas saben mucho mejor, cuando las consigues con alguien que quieres
son mágicas.
Y de fondo el Cervino...
Compartimos la cumbre con un grupo de aragoneses bien majos
con los que queremos solidarizarnos en la reivindicación en contra del
recrecimiento de Yesa.
Nos hubiera gustado quedarnos un buen rato, pero aún tenemos
por delante 2500 m. de desnivel de descenso y muchos tramos no serán fáciles, a
las 8:00 emprendemos la vuelta.
Podría poner mil fotos… esta de la ruta de los cuatromiles, Aiguille
du Midi a la izquierda, el Mont-Blanc de Tacul a la derecha y en el centro el
Mont Maudit.
Ya descendiendo, la impresionante arista del Bionasay.
Cola para bajar la rimaya, abajo en el fondo del valle, Chamonix
a 3600 m. de desnivel.
Impresionantes fracturas en el hielo del glaciar.
Remontando la arista del Aiguille du Gouter.
Por la arista de vuelta al refugio, por la noche no
impresiona nada…
Una verdadera pena no tener ni tiempo ni dinero para
quedarse aquí una semanita.
El descenso fue largo, pero a medida que perdimos altura
recuperamos el ánimo y como toda cumbre en Francia lo celebré con Leff rubi y quatre
fromages.
Como no impresionarse,es espectacular.Grandes si señor.Alguno ya le veo por el Karakorum.
ResponderEliminarImpresionante ruta con unas fotos espectaculares. No sé de dónde sacáis las fuerzas, sois unas máquinas. Muchísimas felicidades por el logro conseguido y muchísimas gracias por compartirlo con los pobres mortales que solo alcanzamos a "soñarlo". Un abrazo amigo.
ResponderEliminarMuchas gracias compañero.
EliminarAsí empece yo Pedro, "soñándolo" y los sueños se cumplen. No es una montaña dificil, es dura y requiere controlar las técnicas invernales, el resto es cabeza...