La primera vez que estuve en Picos, fue con mi hermana. Por
aquellas épocas las fotos eran en blanco y negro y salimos de picos por este
camino, desde Caín por Pandetrave hasta Fuente De. Si claro, andando, es como
se hacía casi todo en aquella época. Ir a Picos de Europa fue casi como si me
tocara la lotería.
Aquellas montañas del valle de Valdeón me impresionaron
mucho, ya nunca se han ido de mi cabeza, sólo que hoy cuando las veo ya no son
sólo montañas, son un amasijo de recuerdos que como la hiedra se van agarrando
a ti y te poseen.
Por este camino había vuelto a pasar en el 4x4 desde Fuente
De a Pandetrave, pero andando nunca, aquel día tendría 18 años… hoy vuelvo a ver qué tal se me da esto de subir montañas
ahora que soy abuelo.
Según me voy acercando aparece la Torre Salinas, esa muralla
que cierra Picos para que no se escape la magia del macizo central, para resguardar
todos nuestros sueños. Ese es hoy mi objetivo, la he mirado tantas veces…
Llegando al Caben de Remoña se separan los caminos, el de
antes baja a Fuente De, el de hoy enfila la canal de Pedavejo y se mete en el
corazón de los Picos de Europa.
Aunque nos separamos en el camino, seguimos unidos en miles
de pequeños detalles que compartiremos siempre, cuando has soñado con alguien,
es difícil dejar de soñar.
Una vez alcanzado el collado de Remoña, La Torre de Salinas
se me aparece impresionante, debajo de la brecha de la arista hay una pedrera y
ese es mi primer objetivo.
Pegándome a la izquierda, me fui ayudando de la pared para progresar
más fácilmente y evitar más de un resbalón.
Al final la canal se estrecha y tiene que aparecer otra
canal hacia la izquierda que me suba casi hasta la arista para acceder a la
cumbre.
Con lo que no contaba es con encontrarme bloques de piedra
empotrados en la canal que pusieran en apuros a mi compañero, pero Zeru no
podía subir el que había subido yo y aún quedaba otro más arriba que
probablemente tampoco pudiera. Cuando uno no puede, la cordada se da la vuelta…
Darse la vuelta en Picos no es un fracaso, es una
oportunidad, mira Zeru, el Tiro Pedabejo, las Peñas de La Regaliz, Las Torres
del Alcacero y detrás aparece un poco de Peña Remoña. Vamos… y claro que
fuimos, por la primera canal herbosa que se ve en la foto.
Aparecimos entre el Tiro Pedabejo y las Peñas de La Regaliz
y pensábamos que habíamos triunfado, porque había visto en un mapa una senda
que recorría todo el cordal, pero yo en la práctica no la encontré.
Me toco perder altura para encontrar un paso por el que
poder acceder a otra canal que sube entre las Peñas de La Regaliz y por esta
volver a subir.
Por aquí sí que alcanzamos la cima y vimos mirando hacia
abajo las otras dos y el Tiro Pedavejo, de fondo la Torre Salinas. Abajo en el
valle el Caben de Remoña.
La foto de cumbre hoy se la voy a ceder a Zeru para que vea
que no le guardo rencor, hoy ha sido mi mejor compañero y ya que vengo de
abuelo, él es mi primer nieto y hoy le toca representar en la cumbre a Deva,
que algún día vendrá a disfrutar de este paraíso.
No penséis que mira el paisaje, está pendiente del rebaño de
vacas que hay en la Vega de Liordes, es un buen pastor.
Desde aquí tampoco encontramos el camino que sigue hacia las
Torres del Alcacero, así que nos tocó perder mucha altura otra vez, hacía un
calor infernal y nos tropezamos con este jardín a la sombra…
Decidimos echarnos una siesta y descansar un rato, que ya llevábamos
una buena paliza con este calor. Maravillas de Picos, en las paredes te cueces,
pillas una sombra y se te pasa todo.
Estuve repasando toda la arista desde el Llambrión, el Tiro
Tirso, La Torre Blanca, el Tiro Llagu, y el Madejuno, hasta el Tiro Casares,
ese collado que da paso a Cabaña Verónica. Todo un cordal de sueños.
Después de la siesta decidí que ya tocaba bajar, que otra
subida me pasaría factura el lunes y Peña Remoña nos espera. Desde el Caben de
Remoña echo una mira atrás para ver donde hemos estado. Entre El Tiro Pedabejo y las dos Torres del Alcacero, las Peñas de La
Regaliz. Para un abuelo no está mal.
De vuelta a Pandetrave, aún tuvimos ganas de jugar un rato
en el chozo, a pesar del calor, los críos son los críos.
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