Cueto Ancino es una montaña humilde por su altura, pero de esas que siempre que la ves, las mariposas
empiezan a revolotear y te entran muchas ganas de subirla. Es una cima que por
ninguna cara se alcanza paseando.
Salimos desde Las Majadas del Caserío por una buena pista
que va bordeando la cara Norte remontando el arroyo del Fito hasta unas
praderas que hay justo debajo del bosque.
Desde las praderas ya divisamos el pueblo de Valdeteja bajo
la Peña Sañonal, en el centro Las Peñas del Pueblo y detrás El Bodón y Cueto
Cabañas.
Como esta ruta es corta decidimos meternos en el bosque en
dirección a la Collada del Fito para alargar el placer de caminar por estos
bosques tan bien conservados. Robles en las partes bajas que según subes se van
cambiando por hayas y entre medias avellanos, acebos, tejos…
Desde la Collada del Fito contemplo mi bandera favorita, la más
internacional porque no conoce fronteras, azul, gris, y verde. Hoy quizás porque era jornada de reflexión,
una banda morada representa la libertad de Castilla.
Desde aquí ya todo el recorrido discurre por una arista en
principio muy cómoda.
A nuestras espaldas Peña Forcada y la Collada de Arintero, el que aparece detrás será el Susarón.
Este primer cordal le abandonamos para descender a este
collado que nos acerca a la peña de La Carbajosa, es como el paraíso, paramos a
comer el bocata y casi nos quedamos a vivir.
Aquí vive Papilio
machaon que no pudo resistirse a revolotear a nuestro alrededor ni nosotros al
suyo.
Cuando alcanzamos el alto de la peña disfrutamos de esta
preciosa vista de peña Valdorria y detrás peña Galicia.
Desde aquí el recorrido ya no es tan cómodo, empieza a ser
ese recorrido montañero que tanto nos gusta.
No hemos terminado de bajar y ya estamos mirando a ver por
donde volvemos a subir.
El alto de La Campayagua es una subida corta, pero bastante
exigente.
Técnicamente no es difícil, pero hay que prestar mucha
atención, no es buen sitio para una caída.
Desde el alto comprobamos bien por la diferencia de color
las zonas del bosque pobladas de hayas y de robles y ese pirulí, al que no
subimos, pero habrá que subir.
Destrepamos por la otra vertiente y nos encontramos de
frente con el Cueto Ancino que es al que veníamos a ver.
De nuevo hay que echar las manos para progresar.
Una mirada para atrás a lo que ya hemos subido y bajado con
la Montaña Palentina en el horizonte y a la izquierda del pico el cordal de Las
Pintas, el Yerenes, el pico Castaño y el Yordas.
Después de la primera trepada hacemos una travesía en busca
de la subida.
Para encontrar otra canal por la que seguir trepando.
Superada la primera canal continuamos subiendo por un
terreno más cómodo.
Para encontrar esta otra canal que marca un árbol en la
parte alta que nos lleva hasta la cumbre.
Así es el corredor visto desde arriba.
Por fin estamos en la cumbre que tantas veces hemos mirado con
deseo al pasar por la hoces de Valdetejera.
Comenzando el descenso la vista de Las Majadas del Caserío
es espectacular, podíamos bajar de un salto, pero vamos poco a poco.
El camino de bajada es más pindio y por ello hay que prestar mucha más atención.
Por un par de canales descendemos la mole caliza del Cueto
Ancino.
La segunda nos deja en esta pedrera y un terreno algo
inestable por el que tenemos que descender hasta el bosque.
Ya en el bosque volvemos a disfrutar de estas joyas
naturales, algunos ejemplares de tejo son espectaculares.
Ya fuera del bosque le vuelvo a mirar, todavía con deseo, sólo
veo canales para subirlo en invierno.
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