A las siete de la mañana ya estamos en camino, por el GR 11
Perdido_Extrem en dirección al collado superior de Goriz.
Al alejarnos ganamos perspectiva y tirando de zoom distinguimos
bien entre el Taillón y el Casco la Mesa de Balzillac y el Dedo.
Llegando al collado la Torre de Goriz nos tapa el Pico
Añisclo, a la derecha se ve la Punta de las Olas.
De frente destacan la Peña Montañesa y en medio el Castillo
Mayor.
Entre la Punta Custodia y la Punta Tobacor dejamos el valle
de Ordesa.
Nunca había estado en esta parte e Ordesa, pero me alegra
ver que han puesto un arco para recibirme, tratándome así seguro que volveré.
Este Gr recorre sitios espectaculares por debajo de la Punta de las Olas, lo que se ve en el centro es el Balcón de Pineta.
Nosotros tenemos que retroceder
para buscar el paso que nos permita subir la muralla que protege a la Punta de
las Olas.
Detrás de nosotros dejamos el
maravilloso Cañón del Añisclo.
La antecima es una loma totalmente descompuesta.
Desde ella ya tenemos a tiro nuestro primer 3000 del día.
Para subir hay que resquilar un poco, pero muy facilito y
sin patio.
Este sí que es un 3000 por los pelos, 3002 m. Que nadie coja piedras de la cima…
Ahora ya estamos de frente al Pico Añisclo, detrás el Monte
Perdido y a la derecha el Baudrimont SW.
Descendemos de la Punta y comenzamos a recorrer el enorme
nevero que nos separa de la subida.
Vamos ganando altura poco a poco para quitarle hierro a la
subida.
Hasta alcanzar una franja de piedra sin nieve.
Aquí ya nos ponemos los crampones para afrontar la subida de
verdad.
Poco antes de la arista se termina el nevero, la nieve está
en muy malas condiciones y el terreno totalmente roto, es un paso delicado.
Clavamos el piolet entre las piedras como si no fuese nuestro.
En cuanto alcanzamos la arista y vimos el Monte Perdido y detrás al
Cilindro de Marboré se nos olvidó todo.
Aun recorrimos un trozo de arista bien chula con nevero y
todo.
Luego todo suaviza mucho por una arista larga pero tendida.
Y llegar a la cumbre es un paseo.
Bueno, ya tenemos otros dos 3000.
El Sumidero de Tantanave, sobre el valle de Pineta.
El Pico Añisclo está justo enfrente del valle de Ordesa.
Tirando un poco de zoom., nuestro Cilindro de Marboré de
ayer.
Una fotico de Las “Treserols” las tres princesas han sido
conquistadas.
El descenso estuvo tenso, así que no hay fotos. Ya de vuelta
a la Punta de las Olas.
Desde la subida le decimos adiós.
En el Añisclo no hay flores, Pero en la Punta de las Olas si
y azules y blancas, como debe de ser un mar que se precie.
Esta grieta de fusión nos permitió salvar la muralla sin
crampones.
El nevero es pequeño, pero si te caes lo flipas.
El Pico Añisclo y la Punta de las Olas con el murallón que
la protege.
Entre la Torre de Goriz y el Añisclo se suceden las
cascadas.
A nosotros nos reconfortan, ha sido una ruta larga y con demasiado
calor.
Antes de pasar el collado de Goriz para volver al refugio,
una mirada atrás a la Peña Montañesa, los dos sabemos que estás en la lista.
El jueves madrugamos mucho para bajar con la fresca. Ordesa no estaba iluminado.
Descendimos por las clavijas de Soaso.
Y pasamos por el puente a la ruta turística.
Pero era muy temprano y las praderas de Soaso a esas horas
son de los Sarrios.
Que comparten espacio en armonía con la vacas.
Atrás dejamos el Monte Perdido y el Añisclo.
Y como el río Arazas nos disponemos a bajar del paraíso a la
civilización.
Por el camino me encontré a esta florecilla (Aquilegia pyrenaica)
tan humilde que está mirando al suelo.
Para sacarla guapa la tuve que hacer un robado.
Y estos calderones (Trollius europaeus) que esperan al sol
para abrirse…
Y mucho boj (buxus sempervirens) que con su aroma lo inunda
todo.
Y abetos (Abies alba) que resquilan al cielo de Ordesa
buscando sus rayos de sol.
Y hayas (fagus sylvática) que al pelear con los abetos por la
luz, se hacen gigantes.
Y en un bosque encantado, no puede faltar el “árbol de la
vida” que lo llena todo de buena energía. Si vas, abrázalo, y serás capaz de casi
todo…
gran reportaje,aunque el entorno lo hace mucho mas facil.Gran salida a un entorno de ensueño.
ResponderEliminarContarlo y verlo luego, es una pasada Cris, pero disfrutarlo allí es inolvidable, cada aventura nos marca un poco, nos crea dependencia... somos adictos.
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