viernes, 21 de junio de 2019

Monte Paterno - ferrata Innerkofler

El Monte Paterno es una atalaya fantástica de 2744 m.que por muchas razones me había convocado y estaba en mis planes como imprescindible en Dolomitas. Desde el refugio Tre Cime hay que dirigirse a esta aguja conocida como la salchicha.

A su derecha nos aparece un camino que desentona con lo agreste del terreno, es una trinchera excavada por los Alpini tras el abandono de esta posición por el frente austrohúngaro.



Nos conduce a un túnel que se introduce en el interior de la montaña.

Es una verdadera obra de ingeniería realizada por la infantería de montaña italiana.

En un trazado ascendente va atravesando los primeros espolones rocosos, por lo que en muchas ocasiones vemos a un lado y otro de las galerías.

Algunos puestos de tiro nos dejan ver maravillosas imágenes de las torres de Lavaredo.

En este primer tramo son muchas las veces que se sale al exterior.


Se aprovechaban todos los recursos, un puesto de tiro hecho con hormigón y un bidón.

Algunos tramos son galerías abiertas excavadas en la montaña y luego se vuelve a introducir en su interior con la intención de ganar altura para tener mejores posiciones.


Cada salida al exterior nos muestra paisajes espectaculares.

A la derecha una base hormigón para una ametralladora, de frente otro túnel.

La parte más baja está llena de pequeñas galerías que se asoman a un lado y otro, para ellos eran posiciones defensivas.

Para nosotros miradores desde los que decirle a la Cima Grande que te has quedado con ella y piensas volver un día con alguna cuerda para subirte a su cumbre.

En este tramo todo parece maravilloso, sales de un túnel y enfrente tienes otro comunicado por un sendero.

Hacia arriba hay un paredón impresionante.

Hacia abajo una canal por la que no se te ocurre bajar ni en sueños.

Y en medio una obra de ingeniería impresionante, el camino lo construyeron los Alpini colgados en el vacío.

A partir de aquí empieza el túnel largo y es necesario llevar luz para progresar.

Casi al final hay dos galerías hacia los lados, en una de ellas se filtra agua y el suelo es de hielo.


El túnel principal termina en un gran nido de ametralladoras.

Por el sales al exterior y comienza la subida, esto es lo que en Dolomitas se llama ferrata, sólo hay un cable para asegurarse, pero no hay ni agarres ni estribos para pisar, se sube por la pared.

Tras un buen tramo de piedra por el que se progresa bastante bien, me encuentro una canal con nieve.

En todo momento me permite subir por la piedra sin apenas pisar la nieve.

Hasta que me encuentro con este nevero que tapa la línea de cables y yo sin una cuerda y con las botas de verano sin crampones, estuve un rato valorando los riesgos y decidí abandonar la subida.

Con paso seguro fui descendiendo lo que había subido, que no era poco…

Destrepé la pared que había trepado.

Y por el nido de ametralladoras me volví a meter en las tripas de la montaña.

Descendí por los túneles.

Desde uno de los miradores contemplé la salchicha, el refugio Tre cime, el Sasso di Sesto, y detrás la Torre di Toblin con la que había quedado.

Uno de los espolones atravesado por un túnel.

Desde abajo estuve un rato mirando el nevero que se había cruzado en mi camino y visto desde aquí me parece aún más prudente haber abandonado, no llevaba el equipo adecuado.

Del Monte Paterno me interesaba mucho la obra realizada por los Alpini en la Gran Guerra, pero no os voy a engañar, la cumbre era y será el primer objetivo, si vuelvo, será por amor.

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