El Monte Paterno es una atalaya fantástica de 2744 m.que por
muchas razones me había convocado y estaba en mis planes como imprescindible en
Dolomitas. Desde el refugio Tre Cime hay que dirigirse a esta aguja conocida
como la salchicha.
A su derecha nos aparece un camino que desentona con lo
agreste del terreno, es una trinchera excavada por los Alpini tras el abandono
de esta posición por el frente austrohúngaro.
Nos conduce a un túnel que se introduce en el interior de la
montaña.
Es una verdadera obra de ingeniería realizada por la
infantería de montaña italiana.
En un trazado ascendente va atravesando los primeros
espolones rocosos, por lo que en muchas ocasiones vemos a un lado y otro de las
galerías.
Algunos puestos de tiro nos dejan ver maravillosas imágenes
de las torres de Lavaredo.
En este primer tramo son muchas las veces que se sale al
exterior.
Se aprovechaban todos los recursos, un puesto de tiro hecho
con hormigón y un bidón.
Algunos tramos son galerías abiertas excavadas en la montaña
y luego se vuelve a introducir en su interior con la intención de ganar altura
para tener mejores posiciones.
Cada salida al exterior nos muestra paisajes espectaculares.
A la derecha una base hormigón para una ametralladora, de
frente otro túnel.
La parte más baja está llena de pequeñas galerías que se
asoman a un lado y otro, para ellos eran posiciones defensivas.
Para nosotros miradores desde los que decirle a la Cima
Grande que te has quedado con ella y piensas volver un día con alguna cuerda
para subirte a su cumbre.
En este tramo todo parece maravilloso, sales de un túnel y
enfrente tienes otro comunicado por un sendero.
Hacia arriba hay un paredón impresionante.
Hacia abajo una canal por la que no se te ocurre bajar ni en
sueños.
Y en medio una obra de ingeniería impresionante, el camino
lo construyeron los Alpini colgados en el vacío.
A partir de aquí empieza el túnel largo y es necesario
llevar luz para progresar.
Casi al final hay dos galerías hacia los lados, en una de
ellas se filtra agua y el suelo es de hielo.
El túnel principal termina en un gran nido de
ametralladoras.
Por el sales al exterior y comienza la subida, esto es lo
que en Dolomitas se llama ferrata, sólo hay un cable para asegurarse, pero no
hay ni agarres ni estribos para pisar, se sube por la pared.
Tras un buen tramo de piedra por el que se progresa bastante
bien, me encuentro una canal con nieve.
En todo momento me permite subir por la piedra sin apenas
pisar la nieve.
Hasta que me encuentro con este nevero que tapa la línea de
cables y yo sin una cuerda y con las botas de verano sin crampones, estuve un
rato valorando los riesgos y decidí abandonar la subida.
Con paso seguro fui descendiendo lo que había subido, que no era
poco…
Destrepé la pared que había trepado.
Y por el nido de ametralladoras me volví a meter en las
tripas de la montaña.
Descendí por los túneles.
Desde uno de los miradores contemplé la salchicha, el
refugio Tre cime, el Sasso di Sesto, y detrás la Torre di Toblin con la que
había quedado.
Uno de los espolones atravesado por un túnel.
Desde abajo estuve un rato mirando el nevero que se había
cruzado en mi camino y visto desde aquí me parece aún más prudente haber
abandonado, no llevaba el equipo adecuado.
Del Monte Paterno me interesaba mucho la obra realizada por
los Alpini en la Gran Guerra, pero no os voy a engañar, la cumbre era y será el
primer objetivo, si vuelvo, será por amor.
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