viernes, 14 de abril de 2017

Castro Valnera

Salimos tempranito del portillo de Lunada, las nubes cubrían los valles, otro día hubiera sido malo, pero hoy es una maravilla.

Según subimos al Cotero La Brena, cada rincón del valle del Miera es mágico, saber lo que hay bajo las nubes y no verlo, te permite imaginártelo más bello aún si cabe… como un sueño…



Desde el Cotero La Brena alcanzamos a ver que si Cantabria es siempre infinita, hoy bajo las nubes es interminable. En el cielo azul nos dibuja un pentagrama sin notas, para que escribamos la melodía que seamos capaces de soñar.

Por la senda que nos lleva al Canto las Corvas suena realmente suave.

En las laderas de Covalruyo, suena a puro rokanrol.

Entrelazando sueños y melodías alcanzamos el Canto las Corvas.

Impresionante siempre contemplar desde aquí el Castro Valnera, Peña los Llares y el Pradío.

Continuamos por la arista en dirección al Pico La Miel.

Descendemos con cuidado de la plataforma del Canto las Corvas.

Y sin subir al Pico La Miel nos dirigimos al collado a su izquierda para encontrar la canal que nos permite bajar seguros.

Hay que poner atención en el descenso en un par de pasos, pero se baja bien.

Perdemos altura y se empina lo que nos queda por subir, pero contemplamos Torca verosa.

En el descenso caminamos un rato en dirección al Bernacho que contemplamos a vista de pájaro.

Cuando alcanzamos al alto de La Pirulera, dan ganas de seguir por las nubes…

Pero seguimos hacia la Cima Blanca dejando de nuevo las nubes abajo, con el Pico La Miel y el Canto Las Corvas detrás.

En la arista hay un par de pasos que hay que echar las manos, pero sin dificultad.

Desde la Cima Blanca, La Peña de Los Llares. La niebla ya está subiendo…

Bajando de la Cima Blanca las animo a seguir por las nubes.

Las da la risa, creo que no, pero en sueños os juro que lo hemos hecho y mola…

Ya para la cima nos queda muy poco.

Antes de hacer cumbre nos asomamos al balcón, siempre imprescindible. Hoy, a pesar de no verse nada, se ve todo…


Ayer fue escenario de la tragedia, perdimos a un montañero gallego, pero hoy y sobre todo por él, tiene que seguir siendo un lugar maravilloso.

Posamos en la puerta de entrada.

Y nos subimos a lo más alto como tantas veces, no como triunfo, como placer…

Que se note que estamos en Espinosa de los Monteros. Celebrando con un buen torto.

En la bajada hay que prestar atención a los pasos de la arista.

Llegando al alto de La Pirulera, la niebla ya se colaba hacia El Bernacho y quería subir al Pico La Miel.

A la vuelta subimos a la verdadera cumbre del Pico La Miel, aunque nada señaliza su cumbre.

La niebla seguía subiendo.

Desde el Canto Las Corvas ya la vimos colarse por el Portillo de Lunada.

Este diente de perro aprovecha bien el tiempo de sol para cumplir con su ciclo vital, en breve el frío se cebará con su efímera belleza.

Nosotros ya descendimos entre la niebla hasta Lunada, hacía frío, pero el día ha sido memorable.

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