Los Huertos del Diablo

A pesar de las previsiones hay que ir, el tiempo dicen los buenos montañeros, es el que haga. Subiendo por el puerto de ventana se veía muy negro, pero cuando aparcamos estaba nevando, eso es otra cosa… ya no es tan negro, ahora es blanco.

Con algún claro en el cielo y la ilusión sin estrenar empezamos la ruta bordeando el Peñón de Ventana.

Con el Peñón como telón de fondo nos hicimos la foto de salida por si perdemos alguno entre la niebla, saber quién ha sido.

La niebla y el sol se estuvieron intercambiando los papeles, mientras nosotros apostábamos por que ganara el sol…

Cerca de la cima del Rebollosa pasamos junto a este nido de ametralladora del frente republicano, cada uno pensamos una cosa, yo sentí tristeza.

El Pico de la Cueva de Melluque se dejaba ver entre la niebla con una buena pala de nieve que remontar.

Descendiendo del Pico Rebollasa la nieve empieza a ser abundante.

En el collado de Socellares hicimos una parada técnica para reconfortar las tripas con el bocata y preparar las botas con buenos dientes para afrontar la subida que se nos presenta.

Las primeras rampas son suaves, para ir calentando.

El sol quería salir entre la niebla, pero no había comido el bocadillo y no fue capaz.

Poco a poco fue ganando la niebla y se fue poniendo pindio…

Las últimas rampas son casi hielo y pindias de verdad, pero habíamos almorzado bien.

Ya en la arista todos respiramos más tranquilos.

Había rumores de bajar a comer un cocidito, nosotros por si, nos hicimos la foto en el pico de La Cueva de Melluque.

Descendimos al collado de Melluque y volvió la calma, todos para arriba a por Los Huertos.

Coronamos el Huerto del Diablo Norte sin muchas esperanzas de que mejorase.

Descendiendo hacia el Collado de Los Huertos, nos dejó ver el Huerto del Diablo Sur.

Por detrás al Pico de Melluque le amenazaba la borrasca.

Comenzando la subida al Huerto del Diablo Sur, por el collado deberíamos ver Asturias, pero sólo veíamos lo que se nos venía encima.

La nueva borrasca que entraba nos empujó a la cima.

Teníamos previsto hacer la Peña del Arca y el Pico del Ranchón, pero ya no se veía nada y decidimos que darse la vuelta sería lo más razonable.

Comenzamos el descenso por la arista del Diablo Sur.

Nos teníamos que ir esperando para no perdernos como fantasmas en la niebla.

En el Collado de Melluque paramos a comer y luego descendimos por el nevero.

Mientras volvemos al Collado de Socellares, Asturias se rinde, se ha hecho la dura todo el día, pero al final aunque de forma efímera se dejó ver. Somos irresistibles…

Por detrás los “Diablos” venían cerrando la ruta, al que se quede lo come el lobo…

Desde el Collado de Socellares, bordeamos a media ladera el Pico Rebollosa, dejando a nuestra espalda la cueva de Melluque.

De nuevo en la arista posamos en este nido, hoy ocupado por la fraternidad de nuestro Grupo, a pesar de las banderas, a pesar de las ideas…

Cerca del Peñón de Ventana, el cambio que esperábamos llegó y antes de terminar nos dejó ver el Pico Colines, el Prau del Fontán y Peña Ubiña.

Puede hacer todo lo malo que quiera, pero a este diente de perro (Erythronium dens-canis) le pasa como a nosotros, no puede esperar, el tiempo se pasa y hay que estar ahí, dándolo todo para ser… como dijo Gabriel Celaya, “para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica”.